Sugestiones ambientales en Valencia

Sugestiones ambientales en Valencia
Sugestiones ambientales en Valencia

Interesante programa ofrecido con gran eficacia y superior nivel, el que interpretó la orquesta de Valencia bajo la rectoría de Rune Bergmann y contando con la aportación como solista de la violinista Eldbjørg Hemsing. Un concierto con una primera parte muy poco convencional que dio comienzo con «Cantus Arcticus» de Ainojuhani Rautavaara, un concierto para pajarillos (presentes en grabaciones fonográficas y en las onomatopeyas de muchos instrumentos de la orquesta) que de algún modo pretende ser un relato pictórico de los ambientes paisajísticos de la naturaleza de las tierras del norte de Europa de iluminaciones frías pero sugestivas en la melancolía de sus gamas atmosféricas.

Ya desde los primeros compases con la entrada de las flautas en sus trinos a los que se fueron agregando las restantes familias de la madera, sobre el ambiente aéreo grabado de las voces de las aves, el director noruego dio muestras de una delicada sensibilidad y un temperamento expansivo en el relato… y todo ello sabiendo trasmitir a la orquesta las sensaciones perceptivas del paisaje de su tierra. Un fragmento muy Rautavaara, minimalista con significativos efectos de las cuerdas graves acolchando a la celesta y el arpa.

La voz de un pajarillo grabado es alentada en el segundo fragmento por las cuerdas agudas, para derivar en un ensoñado y casi litúrgico aliento de intervalos breves. Asimismo, la grabación de unos cisnes en vuelo de voces adustas, contrastaban con unas hipotenusas de fusas buscando la ambientalidad del aleteo de los violines, en una diversidad rítmica de vuelo.

Junto a la calidad sensorial de una orquesta henchida de exquisiteces y la batuta muy atenta a las sonoridades climáticas, cabe señalar la eficaz labor de la asistente de la orquesta la maestra Lorena Escolar que, con esmerado primor, se hizo cargo de ajustar la atmósfera de las grabaciones al conjunto instrumental.

El concierto para violín de Szymanowsky es una obra muy compleja con numerosas células sonoras melódicas y espaciales que exigen una solista y una batuta tan precisos como inspirados y sensoriales. Posee sonoridades repletas de galanura, sobre todo en el andantino con Eldbjørg Hemsing una violinista de sonido pequeño pero muy cristalino, que era como el habla de una princesa del rapto de la melancolía. Rune Bergmann siempre fue preciso y señor de un relato henchido de intención, omnipresente musicalidad y calidades sonoras, (particularmente reveladoras en los vehementes tuttis del scherzo) permitió unas cadencias de la solista repletas de glissandos y nerviosas sensaciones que desembocaban en erotismos vehementes. El allegretto/vivace fue todo un puzle promiscuo de ritmos, temas, gamas…, que lejos de confundir embriagaban a la audiencia por la multiplicidad de sugestivos panoramas sonoros.

Como comenzó el concierto terminó, con otra obra de autor finés, asimismo de encargo, en este caso la V sinfonía de Sibelius. Partitura en tres tiempos muy divergidos, que si bien en un principio pareció querer asomarse a los postulados de las vanguardias, al final recaló de nuevo en el humanismo tradicional del autor de «Finlandia», pero con una forma más vivida y más naturalista.

Bergmann ofreció una lectura muy concienzuda, bien entendida, precisa en timbres y pluralidad de metros… que la orquesta asimiló muy bien sonando como en sus mejores días. El maestro se hizo de entender y los músicos declararon su complacencia, aplaudiéndole con fruición al concluir su lectura con el insondable final de seis acordes y seis silencios.

Un inicio muy brahmsiano, llevó a un conjunto de remembranzas, de aleatorios temas, en los que la batuta pareció establecer guiños a Richard Strauss. Signifiquemos especialmente el animado vals que canta el oboe y el presto binario que cierra el movimiento. El segundo tiempo supuso una vivida evocación del paisaje y el paisanaje, con la violinata del segundo tema, una de las más reveladoras del músico finés y bien intencionados guiños a «Finlandia» en el pizzicato. El canon que inician los arcos en el tercer tiempo, tuvo el inconveniente de la falta de opulencia en la entrada de los contrabajos y tal vez una concepción excesivamente contemplativa (con todo interesante) más atenta a la ficción idealista que a la vehemencia.

Antonio Gascó