Tamara Wilson y Ramón Tebar se destacan en el sólido Ballo in Maschera de Florida Grand Opera

Tamara Wilson y Ramón Tebar se destacan en el sólido Ballo in Maschera de Florida Grand Opera. Foto: Brittany Mazzurco
Tamara Wilson y Ramón Tebar se destacan en el sólido Ballo in Maschera de Florida Grand Opera. Foto: Brittany Mazzurco

Florida Grand Opera ofreció como suculento fin de temporada este título obligatorio que hacía mucho debía a su público. A medio camino entre La Traviata y Aida, este baile siniestro guarda ecos de las dos – así como acentos de Macbeth y alguna irónica insinuación del futuro Falstaff – siendo nada mas y nada menos que PURO Verdi y por ende PURA ópera.

Por suerte en esta versión no hay pretensiones conceptuales, ni enfoques estrambóticos, sino simple y llana ópera (hoy día poco frecuente) con un elenco sólido, una puesta en escena funcional y una orquesta que se superó a sí misma en relación a previos títulos de la temporada.

No defraudó la soprano Tamara Wilson, ganadora del Richard Tucker 2016, es una auténtica spinto, generosa en caudal,  jamás forzada, capaz de apianar así como de dominar los grandes concertantes. Ambas arias del personaje quedaron bien diferenciadas sirviendo de muestrario de sus capacidades vocales (y de actriz sincera), desde el Ma dall’arido stelo divulsa aterrador y culposo al Morro ma prima in grazia que cantó hincada enfatizandola como resignada plegaria exhibiendo soberano dominio de dinámicas; tampoco debe olvidarse su excelente tarea en el gran dúo y la escena final.

Tamara Wilson y Ramón Tebar se destacan en el sólido Ballo in Maschera de Florida Grand Opera. Foto: Brittany Mazzurco
Tamara Wilson y Ramón Tebar se destacan en el sólido Ballo in Maschera de Florida Grand Opera. Foto: Brittany Mazzurco

Si Wilson cantó en el verdadero sentido del término, Rafael Dávila (Gustavo) y Todd Thomas (Renato) resultaron algo mas genéricos aunque igualmente efectivos. El tenor recurrió a su poderío vocal para crear un rey impulsivo y dominante, por su parte el veterano barítono explotó al máximo sus capacidades histriónicas que reflejó incluso en el célebre Eri Tu.

La Ulrica de Dana Beth Miller fue jugada como una figura trágica con impactante sonido mientras que en Elena Galván, el ingrato papel de Oscar halló un inquieto exponente. Asimismo, Calvin Griffen y Alex Soare fueron eficaces conspiradores.

En su debut directorial, el coreógrafo Marco Pelle no olvidó sus raíces, mantuvo a todos los personajes ocupados y otorgó tareas al coro que transitó por la escena con la debida fluidez; creó tableaux-vivants que luego danzaron como figurines de época sin dejar de remarcar la veleidosidad y vulgaridad del populacho. Fue auxiliado por coreutas que se desempeñaron con precisión y solvencia vocal bajo la tutela de Katherine Kozak. Proveniente de la Opera de Utah, la bien pensada planta escenográfica única, como sucede inevitablemente, funcionó mejor para unas escenas que otras, y si adecuada en mas de una instancia remitió mas a la colonia bostoniana que a la comarca sueca.

En la orquesta residió gran parte del éxito gracias a un Ramón Tebar de clara – hoy inusual – estirpe verdiana, apasionado, tierno, mordaz y vibrante al que sus músicos respondieron con desusada e innegable intensidad. No hubo pifias en los bronces, las campanas sonaron espectrales y los cellos subrayaron el dramatismo de una partitura espléndida. Estilísticamente memorable en la fluidez del discurso musical, el maestro valenciano demostró algo que tantas veces se olvida, cuán importante es el trabajo del foso orquestal en el género lírico y especialmente cuando se trata de Verdi.

El enigma de Ballo queda detrás de las máscaras, corre por cuenta propia adivinar o aventurar aquellos significados secretos bien guardados por el genio de Busetto en una plenitud artística que aquí es fiel reflejo y sustancia. Último pero no menos importante, vale destacar que en su última entrega, FGO ha brindado un producto de calidad que refuerza su compromiso como institución musical decana del sur de la Florida.

Sebastian Spreng