Tosca itinerante: Inca-Soller-Palma 

Tosca itinerante: Inca-Soller-Palma 
Tosca itinerante: Inca-Soller-Palma

Tres días, 22, 23 y 24 de septiembre, tres funciones en lugares diferentes con características físicas contrastantes. La gran sala de un edificio industrial (Fábrica Ramis en Inca), una iglesia (la del Convento de los Sagrados Corazones en Sóller) y un auditorio (el del Palacio de Congresos en Palma). Como en el carro de Tespis, la compañía“Euroclàssics – Serveis culturals”, de la mano de Francesc Blanco y Maria Victòria Cortès llevó su propuesta de una Tosca íntegra y sin costuras, de un destino a otro. En el carro no cabía la orquesta, pero Cortés ha estado a la altura del difícil reto de soportar con el piano no solo el peso de toda la función, también se encargó de que no echásemos tanto de menos la orquestación de Puccini.

La propuesta escénica se asentaba sobre una plataforma que a través de distintos ropajes anunciaba el carácter de cada acto. Las almohadas que convertían la plataforma en una gran cama nos recordaban siempre la pasión que movía a cada uno de los protagonistas. Sencillo, original y contundente; unos espacios muy bien aprovechados por Joan Albinyana como director de escena, todo fluía en esta Tosca.

No faltó sensualidad entre Tosca y Mario, Paloma Chiner y Néster Martorell, enamorados de principio a fin. Chiner brillante, agudos perfectos y afinación justísima. Martorell estupendo y conmovedor, un cantante con una expresión facial y un control corporal que no abunda entre los líricos. Me inquietó la velocidad de “E lucevan le stelle”, la dificultadde aguantar una línea de canto tan lenta. Scarpia y su séquito de malos, representaron ladificultad de solucionar un vestuario que se movía entre “Hombres de Negro” y Mátrix. Manuel Mas estupendo, intenso y aportando dentro de su maldad, la posibilidad a veces entrevista de parecer enamorado. Francisco Valls, perfecto como sacristán. Aunque nos advirtieron que David Sánchez (Angelotti) estaba con faringitis, defendió sus intervenciones sin contratiempos, habrá que verlo entonces en plena forma.

Los pasajes corales estuvieron a cargo de las agrupaciones Pro Musica Chorus de Sóller y el Cor de Nins Euroclàssics, todos bajo la dirección de Pep Alarcón. He aquí una partitura coral ingrata para el coro mixto, complicada y poco reconocida, que fue defendida con afinación y seguridad. Los pasajes de los niños, muy bien cantados y el pastorcito, tan dulce como debe ser, otra línea melódica exigente.

Una ópera es, y debe ser siempre, ocasión para presenciar un espectáculo, alimento para el oído, el corazón y la vista. Si además hay una propuesta inteligente moviendo y empujando el carro, el éxito está asegurado, más allá de los recursos materiales con que se cuenta. Más que justificado el ir en busca de esta Tosca.

Irina Capriles