Tristan und Isolde. Richard Wagner. Washington

Tristan-e-Isolda.Wagner.Wassington
Washington National Opera. Kennedy Center
21 de septiembre de 2013

La decepción de que Deborah Voigt se cayera en el último momento del reparto del Tristan und Isolde de la Washington National Opera (WNO) había lastrado el estreno de esta nueva producción de Richard Wagner, pero quien inicialmente había acudido al Kennedy Center para escuchar sobre todo a una determinada soprano regresó con la sorpresa de una remarcable dirección musical. Una por otra, y todos satisfechos, a juzgar por la acogida que tuvo el resultado final, gracias al celofán orquestral con que Philippe Auguin envolvió toda la creación. Fue un buen comienzo de temporada, programado así por la WNO para honrar a Wagner en el bicentenario de su nacimiento.
En su papel de Isolde, la soprano sueca Iréne Theorin mostró más que oficio, ya acrisolado por numerosas interpretaciones de las heroínas wagnerianas. En la misma WNO tomó parte en la última edición del Ring. Theorin llenó suficientemente los requerimientos dramáticos exigidos, e interpretó la esperada Liebestod con entrega. Con todo, no provocó ningún momento mágico que electrificara al oyente. Tampoco el Tristán del tenor británico Ian Storey, quien en su ejecución quedó un paso por detrás de la actuación de Theorin. Storey tuvo algún claroscuro: brilló en el segundo acto, en el dúo con la princesa celta, en la larga noche del engaño de ambos al rey Marke de Cornualles, pero su tono tuvo momentos de opacidad.

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El tenue brillo de las voces de Tristán e Isolde quedó compensado con una producción especialmente luminosa, concebida por Opera Australia, que la estrenó la anterior temporada. Telas blancas colgaban en todo el perímetro del escenario, cubriendo de arriba a bajo las paredes laterales y el fondo. El suelo lo formaba una plataforma de cristal ligeramente inclinada hacia el público, con una estructura inferior que parecía marcar las curvas del armazón de un barco, y sostenida por cables a manera de maromas que sujetan pasarelas o mástiles. A conveniencia, las telas fueron velas de barco o tamizadoras de luces: las blancas radiantes de momentos de amor, las azules del mar, las anaranjadas de llegada del alba o las rojas de preanuncio de derramamiento de sangre. La dirección de Neil Armfield supo sacar adecuado partido al minimalismo escénico, reforzando el carácter dramático del libretto.
Uno de los personajes en cuyos movimientos más se apoyó Armfield fue Brangäne, la dama de compañía de Isolde, responsable de cambiar al principio la pócima de muerte por otra de amor, salvando así inicialmente la vida de Isolde y de Tristán, pero condenándoles a una relación irremediablemente letal. Ese papel correspondió a la mezzo estadounidense Elizabeth Bishop, a quien le faltó mayor vibración vocal, pero que se creció con el tiempo en escena. Wilhelm Schwinghammer, como rey Marke, fue convincente en su entonación de la misericordia, sin embargo al barítono alemán le costó transmitir la reacción primera, la del enfado por la traición de su sobrino Tristán. James Rutherford emergió con solidez en sus lamentos del tercer acto como fiel escudero del desdichado Tristán.

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La argamasa que asentó esta entrega de Wagner fue la batuta de Philippe Auguin, director musical de la WNO. Conocido como wagneriano, Auguin había llegado a la opera de la capital estadounidense con el deseo de demostrar que su repertorio puede ser amplio. Ese propósito no quita para que se vea confirmado en esa especialidad que se le atribuye y que él acepta.

Tristan: Ian Storey
Isolde: Iréne Theorin
Brangäne: Elizabeth Bishop
Kurnewal: James Rutherford
Rey Marke: Wilhelm Schwinghammer
Melot: Javier Arrey
Pastor: Yuri Gorodetski
Timonel: Norman Garrett

Conductor: Philippe Auguin
Director: Neil Armfield
Decorado: Opera Australia

Emili J. Blasco