Triunfo incontestable de la Tosca de Radvanovsky en Nueva York

Tosca de Radvanovsky en Nueva York Por Carlos Javier López Sánchez

La Metropolitan Opera continúa por buen camino. En la noche del estreno de Tosca de Puccini, la compañía del Lincoln Center convenció con un elenco encabezado por Sondra Radvanovsky, acompañada por Brian Jadge como Mario Cavaradosi y George Gagnidze como Scarpia. El concepto escénico corrió a cargo de David McVicar y la dirección musical correspondió a Yannick Nézet-Séguin.

Este trabajo de David McVicar, estrenado en Nueva York en la gala de Año Nuevo de 2017, sigue funcionando en la actualidad por su vistosidad y su efectividad dramática. Muy amable con los solistas, encuadra la acción y subraya los personajes, sin exponerse a la exhaustividad historicista de otras producciones. No es una de las propuestas más arriesgadas del regista inglés, quien dejó el listón muy alto tras la Agripina que se estrenó en el MET en los albores de la pandemia. No obstante, el montaje refleja con claridad la pugna de claroscuros (fe y opresión contra amor y libertad) que queda velada en otras funciones. Tosca de Radvanovsky en Nueva York

Sondra Radvanovsky en el rol de Tosca    (c) Ken Howard – Metropolitan Opera 2021

Tras los estrenos de Fire Shut Up in My Bones y Eurydice, el director canadiense Yannick Nézet-Séguin vuelve a los títulos de repertorio de manera brillante, con esta Tosca tratada con respeto y buen pulso. Tan comunicativo y desinhibido como de costumbre, Nézet-Séguin se presentó la tarde de estreno con las ideas claras. Sin muchas concesiones a los solistas, y consciente del gran material vocal a su cargo, no dudó en tensar la orquesta en los momentos más dramáticos, consiguiendo el efecto verista que pide el título, sobre todo en el segundo acto, donde el espectador no pudo tomar aliento hasta la ovación que siguió al aria de la protagonista.

Y es que Sondra Radvanovsky no decepcionó. Desde su entrada en escena, que arrancó uno de esos aplausos que parecen evocar los mejores tiempos del MET, la soprano de Illinois se transformó por completo en una Floria Tosca arrebatadora, sin aristas, devota y apasionada, cercana y enigmática. La voz de la soprano no ha perdido facultades, y aún conserva su centro oscuro y voluminoso, con agudos densos y bien colocados. La Radvanovsky estuvo a la altura del papel. Supo usar las imperfecciones de su timbre con picardía dramática y envolver el defecto de su excesivo vibrato en una línea vocal expresiva y musical. Tras un ‘Vissi d´arte’ monumental, el MET estalló en una ovación poco habitual en el complaciente y comedido público neoyorkino. Los aplausos y bravos, junto a las aisladas peticiones de bis, consiguieron emocionar a la artista.

Brian Jagde como Cavaradossi en Tosca  (c) Ken Howard – Metropolitan Opera 2021

El tenor neoyorkino Brian Jagde regresaba al MET en el papel de Mario Cavaradosi tras su debut en el Lincoln Center en 2014. Jagde es una rara avis. Con voz dotada de un gran tamaño, ancha, potente y bien timbrada en todo el registro, el tenor no tuvo problemas para anegar de a poco la enorme sala del MET. El tenor modula este cañón con habilidad,  pero sobre todo sorprende por unos agudos que campanean arriba y se expanden en una proyección casi milagrosa en los tiempos que corren. No nos engañemos, Jagde no es un estilista. A su Cavaradosi se le puede achacar una línea un tanto rupestre y accidentada. Pero preferimos estas asperezas puntuales de una voz sólida de tenor a la vacua liviandad de los tenorcitos que frecuentan el MET. El dúo de amor del primer acto de Radvanovsky y Jagde parecía conjurar los mejores tiempos vocales. Jagde fue justamente celebrado tras su intervención en ‘Recondita armonia’. Afortunadamente, esta temporada repite en el MET con Pinkerton en Madama Butterfly. Tosca de Radvanovsky en Nueva York

El bajo barítono George Gagnidze sustituyó en el último momento al ruso Evgeny Nikitin, quien canceló por enfermedad. Gagnidze interpretó a un Scarpia sólido y de gran presencia escénica, muy hábil cubriendo la maldad del personaje con una displicencia aristocrática que aportó credibilidad al rol. Algo maltratado por los crescendi de Nézet-Séguin, Gagnidze cumplió sin apuros con su página y no deslució el conjunto.

Sondra Radvanovsky (Tosca) y George Gagnidze (Scarpia)    (c) Ken Howard – Metropolitan Opera 2021

Por otro lado, los comprimarios respondieron con excelencia y el coro del MET se lució en sus breves intervenciones, en una velada de estreno para el recuerdo. Desde lo alto del Castel Sant´Angelo, Tosca evocaba en el tercer acto el perfume de rosas de la libertad. Y la voz de Sondra Radvanovsky parecía volar libre sobre la orquesta de Nézet-Séguin, que sonaba más tersa y aromática que nunca. Tosca de Radvanovsky en Nueva York

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Metropolitan Opera de Nueva York, a 2 de diciembre de 2021. Tosca, ópera en tres actos, con música de Giacomo Puccini (1900) y libreto en italiano de Luigi Illica y Giuseppe Giacosa. Dirección Musical: Yannick Nézet-Séguin. Orquesta y coro de la Metropolitan Opera (director del coro: Donald Palumbo). Producción: David McVicar. Escenografía y Vestuario: John Macfarlane, Iluminación: David Finn. Reparto: Cesare Angelotti (Kevin Short), el sacristán (Patrick Cafizzi), Mario Cavaradosi (Brian Jadge), Floria Tosca (Sondra Radvanovsky), Baron Scarpia (George Gagnidze), Spoletta (Tony Stevenson), Sciarrone (Christopher Job), un pastor (Mila DiPolo), un carcelero (Adam Lau, debut).