Il Trovatore sorprende a Brescia Por Bernardo Gaitán
Il trovatore es una de las óperas más representadas en los teatros de todo el mundo; un tanto por su vibrante y fastuosa música, un poco por la magnífica historia, pero sobre todo por su vigencia. La trama narra un mundo de poder, pasión, celos, venganza y odio, desgraciadamente sentimientos recurrentes en el ser humano. Si a esta combinación agregamos la genialidad del de Busseto, Giuseppe Verdi, quien supo describir en la partitura cada uno de estos sentimientos, el resultado es la obra maestra que nos ocupa.
Para cerrar el año, el Teatro Grande de Brescia presentó la segunda entrega de la famosa trilogía verdiana. Esta coproducción de OperaLombardia fue posible gracias a un equipo de jóvenes tanto en la parte creativa como en el elenco. A la cabeza de ellos, el regista siciliano Roberto Catalano, quien propuso una versión mitad tradicional, mitad contemporánea. La escena minimalista carente de escenografía –sustituida por cicloramas monocromáticos y escasos elementos de utilería– no sitúan la trama en ningún lugar, sin que ello se eche en falta. En contraste, los cuidados vestuarios firmados por Emanuele Sinisi evocan a todas luces un montaje clásico. Por su parte, la penetrante y a veces invasiva iluminación de Fiammetta Baldiserri contribuye a la idea minimalista de Catalano de crear un espacio etéreo e irreconocible. Il Trovatore sorprende a Brescia
El joven cast sacó la casta para compartir con el público bresciano la pasión y emotividad verdianas. Protagonizó el título el tenor Matteo Falcier, quien cumplió con creces. Ofreció un Manrico de antología; sus sobreagudos son potentes, sonoros y entonados. Mención aparte requiere el show-stopper de la ópera ‘Di quella pira’, que Falcier interpretó gallarda y enérgicamente, lo cual le valió un vigoroso aplauso del público. En su registro medio, una voz melódica y suave completa su competencia vocal. Prueba de eso dio en el dueto con la soprano ‘Che!… non m’inganna quel fioco lume?’.
Como Leonora, Marigona Qerkezi se desenvolvió convincentemente. La voz de la soprano croata es suave y acuerpada, y al mismo tiempo ágil y certera. Su coloratura y sus agudos en la cabaletta ‘Di tale amor che dirsi’ y en algunos conjuntos fueron como concisos fuegos artificiales, mientras que en las arias ‘Tacea la notte placida’ y ‘D’amor sull’ali rosee’ su capacidad vocal se mostró perfectamente equilibrada.
Por su parte, el barítono surcoreano Leon Kim encarnó a un Conte di Luna teatral y vocalmente correcto. Su registro grave es sonoro y limpio al igual que su pronunciación italiana. Como era de esperarse, fue celebrado tras ‘Il balen del suo sorriso’ donde demostró su cualidad vocal. Por su parte, la mezzosoprano Alessandra Volpe como Azucena no estuvo al nivel de sus colegas; su voz, además de ser pequeña, carece de armónicos. Sus agudos sonaron ahogados y se notó un estrés vocal –disfrazado de interpretación– que en su afán de aumentar el volumen evidenció sus carencias.
Los mal llamados ‘papeles pequeños’ –sin ellos sería imposible el desarrollo de la trama– fueron de lo mejor de la función. Sustituyendo a Alexey Birkus, quien se encontraba indispuesto, estuvo el barítono Roberto Lorenzi en el rol de Ferrando, quien durante su aria ‘Di due figli’ demostró su buen material canoro. Por otro lado, todos lamentamos que el personaje de Inés no tenga un aria o mayor participación, pues nos quedamos con ganas de disfrutar más de la colorida y tersa voz de Sabrina Sanza.
Concertando el título, el expresivo director Jacopo Brusa se colocó al frente de la Orchestra I Pomeriggi Musicali di Milano y del Coro OperaLombardia. Su dirección musical fue elocuente, permisiva en cuestión de tiempos y cadencias, pero severa en ritmo y volumen. Su visión del panorama verdiano resultó muy afortunada para esta producción, que visitará un par de ciudades lombardas más el próximo año.
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Teatro Grande de Brescia, 12 de diciembre de 2021. Il trovatore, música de Giuseppe Verdi y libreto de Salvatore Cammarano. Jacopo Brusa, director musical. Roberto Catalano, director de escena. Emanuele Sinisi, vestuario. Fiammetta Baldiserri, iluminación. Matteo Falcier, Manrico. Marigona Qerkezi, Leonora. Leon Kim , conte di Luna. Alessandra Volpe, Azucena. Roberto Lorenzi , Ferrando. Sabrina Sanza, Inés. Orchestra I Pomeriggi Musicali y Coro OperaLombardia.
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