Un ‘Macbeth’ con sobresalto en Les Arts

                                                                        Macbeth Les Arts Por Pedro Valbuena

Todo discurría más o menos felizmente por la partitura verdiana hasta que un señor entró agazapado en el foso de la orquesta. Apenas había concluido el interludio que da comienzo al último acto y el telón seguía bajado. El director escuchó lo que se le susurró y se quedó erguido ante su orquesta algo atónito. Pasados unos inquietantes minutos la sala se iluminó, y para entonces ya circulaban por la platea distintas hipótesis de base electrónica, sanitaria o conspiratoria que explicaban el parón. Para más desazón de los presentes, se espetó una seca locución que nos pedía que permaneciéramos en nuestras butacas sin dar más explicación. Un poco más tarde la megafonía se activó de nuevo para informarnos de que uno de los intérpretes había sufrido una indisposición. Ahora las teorías se volvieron más agoreras, y el público comenzó a desalojar lentamente. Finalmente se dio el parte; el señor Luca Salsi, protagonista de la ópera, había sufrido una hemorragia nasal y en breves instantes se reanudaría la representación. De esta forma tan inusual finalizó este Macbeth de Verdi que, a pesar del incidente y en líneas generales, fue excelentemente interpretado.

Luca Salsi (Macbeth) y Marco Mimica (Banco) © Miguel Lorenzo – Mikel Ponce / Les Arts 2022

La obra, estrenada en el recoleto teatro de La Pérgola en 1847, constituyó un éxito considerable, si bien, aún muy lejos de los títulos posteriores que le confirieron la fama que ha perdurado hasta hoy. Aunque éste no es el lugar adecuado, comentaré brevemente que la partitura, a pesar de poseer momentos de extraordinaria belleza, no es ni de lejos lo mejor de Verdi. Macbeth aún se refugia en recursos de éxito garantizado, ampliamente explorados ya por Rossini, y existen demasiados pasajes que, esencialmente, no dejan de ser melodías acompañadas cercanas a la sonatina. Macbeth Les Arts

Michele Mariotti dirigió con tino y buen gusto y mantuvo a los diferentes conjuntos bajo su control en todo momento, incluyendo la música que sonó in disparte, como complemento de la orquesta del foso. Le discutiría quizá, los silencios que se produjeron entre algunos números, y que hicieron perder algo de fuerza al hilo argumental. Pero su batuta fue clara, la elección de los tempi muy acertada y su gestualidad, lejos de cualquier exceso, permitió que instrumentos y voces se complementaran sin forcejeos.

El personaje principal fue cantado por el antedicho señor Luca Salsi que hizo un papel excelente. Su potente y clara voz de barítono se encontró afinada y segura en todo momento. Únicamente se atisbó algún desajuste en su registro grave pero no merece ser comentado más allá. Desempeñó su papel con tanta calidad musical que su hierática presencia escénica y su escaso movimiento no se percibieron como un defecto, aunque honestamente creo que lo fue. Salsi, repuesto de su indisposición, volvió al escenario, pero tras finalizar el aria se llevó la mano a la nariz y todos nos temimos que el problema persistiera. Sin embargo, se dirigió al maestro discretamente y me pareció oír cómo le decía “andiamo avanti!”. Con profesionalidad incuestionable remató su trabajo de forma brillante, recibiendo un aplauso que aunaba el reconocimiento a su actuación y la disolución de la tensión acumulada. Esperamos desde aquí que se tratase de un incidente sin importancia y que el resto de las funciones transcurra sin más contratiempo.

El inicio del primer acto, que fue algo tibio, solo remontó cuando la soprano Anna Pirozzi encaró su primera aria. Con voz potentísima y registro uniforme logró sobreponerse al exceso de entusiasmo que mostró la orquesta, y brilló desde el comienzo de la representación. Además sus dotes escénicas hicieron aún más creíble su intervención, y pasó a ser el foco de atención de la velada. Lady Macbeth hubiera sido la verdadera protagonista de no haberse sucedido los acontecimientos del modo ya descrito, los cuales desviaron la atención desde lo relevante hacia lo anecdótico. Macbeth Les Arts

El personaje de Banco, interpretado por el tenor Marko Mimica, cierra el trío de voces en que se fundamenta la obra. El señor Mimica posee una hermosa voz que coloca y mantiene con una técnica asombrosa pero, al menos en esta ocasión, adoleció de potencia. Hubo varios pasajes en que prácticamente desapareció del plano sonoro, lo cual fue una auténtica pena porque era un placer escucharle. Dramáticamente cumplió su cometido muy bien, y esperamos que el director regule la dinámica de sus músicos en las subsiguientes sesiones, para permitir que este excelente cantante pueda ofrecer lo mejor de sí mismo. Giovanni Sala fue Macduff, que defendió con convicción y gran efecto dramático la escena en que se descubre el asesinato del rey. A pesar de tener una intervención  limitada, se exige de esta voz que protagonice un momento de máxima tensión, por lo que siempre hay que recurrir a un cantante con recursos. Macbeth Les Arts

Anna Pirozzi como Lady Macbeth ©Miguel Lorenzo-Mikel Ponce-Les Arts

Los alumnos del Centre de Perfeccionament de les Arts Rosa Dávila, Jorge Franco y Marcelo Solís dieron sus réplicas a los personajes principales con entereza y eficacia, demostrando que cada vez se encuentran más cerca de poder asumir un rol de mayor peso. Excelente esta cantera dirigida por la gran María Bayo. El breve papel de Araldo fue muy bien defendido por Juan Felipe Durá. Este tipo de personajes, de fugaz aparición, suelen encomendarse a los integrantes del coro, que hasta la fecha los han interpretado de forma muy solvente. Las voces blancas que encarnaron las apariciones hicieron su papel estupendamente. El niño que cantó en el guiñol me pareció muy talentoso.

Ahora adoptaré un tono más severo. La Orquesta de la Comunitat Valenciana, que es sin duda un motivo de orgullo para todos los que la disfrutamos con asiduidad, ha demostrado ya en varias ocasiones que toca excesivamente fuerte. Hasta ahora creía firmemente que era un problema proveniente de la batuta, pero cada vez me convenzo más de que tiene algo de “marca de la casa”. Sería peligroso que esa marca con el tiempo se hiciese indeleble, y que todos los montajes que veamos en el futuro estén caracterizados por un elenco que tiene que sobreponerse a un acompañamiento que se desliga del efecto conjunto. Por lo demás, sonó maravillosamente, con afinación intachable, hermosos e inteligibles fraseos y seguridad absoluta, quizá demasiada…

El Cor de la Generalitat tuvo esta vez mayor participación que en los montajes anteriores, y por tanto quedó más expuesto. Me dio la sensación de que el coro de brujas -con perdón- que iniciaba el primer acto sonaba algo inseguro. Arrancaron de forma tímida y con los timbres muy poco empastados. Sin embargo, a medida que la acción transcurría, y una vez reunidas las cuatro voces, volvió a resurgir el conjunto que tan buenos momentos nos ha dado dentro y fuera de este auditorio. Para cuando llegó el maravilloso ‘Patria opressa’, la sincronía era máxima, produciéndose uno de los momentos más memorables de la noche.

La escenografía era muy potente a pesar de su sencillez. Un par de paredes móviles de grandes dimensiones que se colocaron en distintas posiciones y que albergaban una serie de puertas por las que los personajes hacían continuas entradas y salidas. Estas estructuras se deslizaban rápida y silenciosamente, proporcionando un fondo escénico adecuado, pero no idóneo. Me gustó menos la gran mesa que apareció empujada por cantantes y figurantes. Alrededor de esta gran mesa se dispuso una comitiva de invitados cortesanos elegantísimamente vestidos. A esta estructura se encaramó Lady Macbeth para acabar gateando entre cubiertos y candelabros como si fuera la cuñada de una boda después de descubrir la barra libre. Ahora recuerdo que también hubo otra barra, esta vez de Pole Dance, y que en algún momento, no sé bien con qué fin, apareció la Pantera Rosa.

El vestuario fue muy rico y variado. En la distancia parecía sofisticado y bien confeccionado y a veces tuvo un gran protagonismo, por ejemplo, cuando la indumentaria del coro descendió desde el cielo escénico dispuesta en perchas. Fue un momento de gran plasticidad. La iluminación, en líneas generales fue excelente, y también tuvo momentos de verdadero protagonismo, pero me volvió a molestar el recurso, un tanto manido ya, del foco dirigido al público que, entre fantasmagóricas nieblas, pretende simbolizar el más allá, cuando lo único que consigue es deslumbrar y molestar distrayendo la atención. También se repitió lo del espejo reflejando la luz hacia el patio de butacas, seleccionando víctimas al azar. Macbeth Les Arts

Me quedé con la satisfacción de presenciar un espectáculo de gran altura, pero con el sinsabor de  ver cómo algunos errores comienzan a repetirse con demasiada frecuencia. Por favor, que alguien baje el volumen de la orquesta, y que los cañones de luz dejen de lanzar fogonazos sobre el público, debe de haber alguna otra forma de parecer modernos sin tener que molestar a nadie.

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Palau de Les Arts de Valencia, 31 de marzo de 2022. Macbeth de Giuseppe Verdi, libreto de Francesco Maria Piave y Andrea Maffei. Dirección musical, Michele Mariotti. Macbeth, Luca Salsi. Banco, Marco Mimica. Lady Macbeth, Anna Pirozzi. Dama, Rosa Davila. Macduff, Giovanni Sala. Malcolm, Jorge Franco. Médico/Sicario, Luís López Navarro. Doméstico, Marcelo Solís. Araldo, Juan Felipe Durá. 3 apparizioni, Luís López Navarro, Francisca Arasteny, Adrián García. Dirección de escena, Benedict Andrews. Escenografía, Ashley Martin-Davis. Vestuario, Victoria Behr. Iluminación, Jon Clark. Dirección de movimientos escenográficos, Ran Braun. Cor de la Generalitat Valenciana. Orquestra de la Comunitat Valenciana.

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