Una mañana en la ópera. Concierto de Santa Cecilia de la Fundación Excelentia

MartinPanteleev3

Carlos Javier López @CalosJavierLS

La Fundación Excelentia celebra el día de Santa Cecilia con una gala de ópera en el Auditorio Nacional de Madrid. Bajo el nombre de Una Mañana en la Ópera, la orquesta Clásica de Santa Cecilia, dirigida por Martin Panteleev, ofreció un programa con varias de las más célebres páginas de ópera, desde Mozart a Puccini.

El programa, ciertamente conservador, comenzó con la obertura de las Bodas de Fígaro. La orquesta dejó patente desde esta primera pieza si calidad sonora y su sobriedad expositiva. Precisamente, fue el conjunto instrumental el que dio empaque a la mañana. El resto de sus intervenciones en páginas instrumentales fueron agradecidas por el público de Madrid con calidez. Y es que sus versiones tanto de la obertura de La forza del destino de Verdi, como el interludio de Cavalleria Rusticana (o Caballería Rusticana, como ponía en el programa) fueron algunos de los momentos más brillantes de la mañana.

El bajo Kostadin Mechkov abrió el programa vocal con el aria del catálogo de Leporello de Don Giovanni. El resultado fue poco imaginativo, plano y falto de gracia, por la escasez de recursos del cantante para colorear la línea vocal. También estuvo aburrido en el aria de don Basilio de El barbero de Sevilla. Una pena, dada la innegable calidad de su voz. Le siguió su compañero el barítono Peter Dimov con el aria de Guglielmo de Cosi fan tutte. Pese la belleza de su voz, se apreciaron dificultades en la dicción, y cierta tensión que le hizo parecer poco cómodo en este repertorio. En el aria Posa Per me giunto é il di supremo de Don Carlo de Verdi, se pudo disfrutar de su musicalidad, mucho más en estilo esta vez. Una voz con mucho metal, agradabilísima en el agudo, que cojea con una base pobre y aún sin asentar. Probablemente en el futuro el artista crezca si trabaja estos mimbres.

La mezzo Daniela Dyakova se atrevió con la Lucia de Donizetti. El resultado no desagradó al público, que disfrutó de su voz oscura, netamente eslava, con sus habituales sonidos guturales y dramáticos. Resultó especialmente interesante en el recitativo, donde disfrutamos de la versión más expresiva de la artista. Convenció completamente más tarde, al interpretar a la gitana Carmen de Bizet, en una Habanera colorista que gustó mucho en el auditorio por su variedad de acentos y matices, y lo voluptuoso de una voz empleada con eficacia e intención dramática. Sin embargo, una dicción que dejó mucho que desear deslució el resultado final.

La soprano Eva Takanova, de timbre homogéneo y amable, dejó en el público la sensación de un trabajo bien hecho, aunque inevitablemente dejó traslucir sus problemas en lo más alto del registro, que no termina de brillar y sonar redondo y delante. Su Casta Diva tuvo un marcado carácter de profunda melancolía. Acaso le sobró patetismo a su sacerdotisa, aunque su sentida intervención llegó al espectador. Se atrevió también con el aria de Violeta del primer acto de La Traviata. De nuevo su canto elegante y ponderado no consigue compensar las dificultades en el agudo. Debió haber escogido el aria del acto tercero. También cantó O mio babbino caro, una página en la que tuvo oportunidad de lucirse con mayor comodidad, y en la que dejó buenos detalles técnicos, como la bella nota final sostenida en piano.

El tenor peruano Andrés Veramendi cantó algunas de las mejores arias para tenor lírico, como E lucevan le stelle (en el programa ‘Elucevan Stelle’), en la que el artista gustó con su voz grande y su línea tersa y elegante. Sin embargo, acusó una fea oquedad en los agudos así como un canto algo afectado y poco natural. Triunfó con el aria Nessun Dorma, donde consiguió emocionar hondamente al auditorio, pese a la delgadez de la frase final.

Todos los solistas (o más bien únicamente el tenor y la soprano) interpretaron el Brindis de la Traviata. El público respondió al esfuerzo de los artistas con generosidad. Pese a lo manido del repertorio y el desorden a la hora de seguir el programa impreso, la impresión general fue muy positiva, como atestiguó la entusiasta respuesta del público de Madrid.

 

Eva Takanova, soprano

Daniela Dyakova, mezzosoprano

Andrés Veramendi, tenor

Peter Dimov, barítono

Kostadi Mechkov, bajo

Martin Panteleev, Director

Orquesta Clásica Santa Cecilia