Una Norma de alto voltaje canoro en Toulouse

Norma en Toulouse. Foto: Cosimo Mirco
Norma en Toulouse. Foto: Cosimo Mirco

Por segunda temporada consecutiva el tenor tinerfeño Airam Hernández abre la temporada del tercer teatro más importante de Francia el Capitol de Toulouse y teniendo como compañeras de reparto ni más ni menos que a la soprano letona Maria Rebeka, la Norma del Met, y a la eminente mezzo francesa Karine Deshayes como Adalgisa, y de la mano de uno de los directores musicales italianos en la cresta de la ola, Giampaolo Bisanti. Unos ingredientes de un plato lírico fuerte, elegante y pasional que ha levantado de su asiento al público del Capitol en cada función.

A veces se da la paradoja de que un montaje escénico potencia la música escrita por un compositor del pasado, otras veces no ayuda por incongruencias y otras en que la idea del regista ni aporta ni molesta como en el caso de esta Norma que firma una de las grandes damas de la escena francesa Anne Delbée. Si bien no es su primer acercamiento a la ópera su carrera principal se ha desarrollado a través del teatro de texto y especialmente de los grandes autores franceses, de ahí que en este montaje de Norma quisiera encuadrarlo en unos textos que recitaba un personaje omnipresente en la escena que no quedó muy claro si representaba la deidad druida, un sacerdote panteísta o incluso la misma muerte. Sea como fuere ni la dirección de escena, bastante estática, ni la escenografía minimalista que firmaba Abel Orain crearon un marco donde brilló por encima de todo: las voces y la música de Bellini.

GiamPaolo Bisanti supo desde el principio de la obertura crear ese ambiente contrastante entre guerrero, primitivo y romántico en las distintas partes de las que consta y que nos anticipa diferentes momentos de la trama posterior sacando buen partido de los efectivos y solistas de la orquesta del Capitole. Igualmente las buenas y elegantes maneras de este joven director iataliano supo potenciar y desgranar las sutilezas de esta partitura de la que se enamoraron Chopin y Wagner. Su cuidado de las voces solistas sólo se vio perturbado en algunos momentos concertantes sin que por ello menoscabase una lectura cuidada y minuciosa de esta obra de orfebrería belcantista.

El coro del Capitole cumplió con notable musicalidad sus intervenciones si bien las cuerdas femeninas tendrían que cuidar un poco más su empaste y alguna falta de afinación en las partes más agudas de la partitura.

Correctos los partiquinos de Andreea Soare en Clotilde y un poco sobreactuado el Flavio de François Almuzara, así como los Orovesos de Bálint Szabo y Julien Véronèse, con algunos problemas de afinación el primero y buena presencia escénica el segundo.

Karine Deshayes tuvo que asumir todas las funciones como Adalgisa sin ningún tipo de perjuicio para su interpretación canora. Su voz es tan bella como segura es su técnica, con un color aterciopelado se supo amoldar en los diferentes dúos a sus partenaires apianando o ofreciendo las agilidades como si de un solo instrumento se tratara con sus respectivas Normas. Su interpretación del personaje supo combinar la inocencia de la joven sacerdotisa con la pasión por su amado destacando su versión de “Sgombra è la sacra selva”

Uno de los atractivos de esta producción era la participación de la Norma de moda Marina Rebeka que revalidó en este escenario galo su versión belliniana del rol homónimo. Poseedora de una voz amplia con un registro generoso y presente tanto en la tesitura aguda como en la grave mostró una sacerdotisa fuerte, sin miedo a las circunstancias adversas y poniendo el acento en su empoderamiento como mujer poderosa y celosa. Tal vez esto es lo que contrapesó en la falta de empatía como madre que quedó un poco más oscura a lo cual no ayudaba la propuesta de la regista. Su dominio del fiato y de las agilidades vino ya desde su primera salida con la archifamosa “Casta diva” y lo revalidó en la consecuente cabaletta, llegando al punto álgido con el dúo con Adalgisa “Deh, con te, con te li prendi . Mira, o Norma.Cedi! Deh, cedi!.Si fino all’ore estreme”. Esta cantante letona mostró una gran Norma, a veces excesiva en decibelios pero sin perder la elegancia que la ha hecho  presente en los principales teatros del mundo.

Klára Kolonis se alternó en dos funciones con la soprano letona mostrando una Norma mucho más ligera y menos dramática rozando a veces unos inaudibles graves y unos agudos delicados con unos filados fáciles. Su Norma fue más maternal que pasional, completando un crisol del personaje cuya síntesis sería lo ideal.

Pollione tuvo un intérprete de lujo. Airam Hernández demostró que debutar un papel no resta en intensidad ni reserva vocal aunque lo tuviera que cantan en dos jornadas seguidas en menos de 24 horas, lo cual ya es una proeza en la vida profesional de nuestros días y un gran respeto hacia el público y el teatro que lo ha contratado. Su voz es carnosa sabiéndolo combinar con un gusto exquisito en los pasajes más líricos, con agudos fáciles y bien enfocados conservando la línea exigida en el correcto bel canto como lo demostró desde su aria y cabaletta de entrada “Merco all’altar de Venere. Me protege, me difende” hasta el agotador dúo final “In mia man alfin tu sei” con una Rebeka en estado de gracia.

 Su química escénica tanto con la soprano como la mezzo Deshaye fue total con un terceto absolutamente brillante musicalmente y dramáticamente perfecto en “Oh!  Di qual sei tu vittima” desencadedando un concertante de final del primer acto que hizo rugir al frío público del teatro de las violetas. El instrumento y técnica de este joven tenor tinerfeño junto con una impecable presencia escénica nos brindó un Pollione de grandes activos líricos que esperamos le permita seguir en esta carrera en ascenso de debuts en grandes teatros como La Fenice o su salto al Met en el próximo año.

Robert Benito