Redacción OW
El Teatro de la Zarzuela comienza la nueva temporada con Marina, la ópera en tres actos que Emilio Arrieta estrenara allá por 1871 en el Teatro Real de Madrid (dieciséis años antes había visto la luz en formato de zarzuela), con libreto de Francisco Camprodón y Miguel Ramos Carrión.
A lo largo de los 168 años de historia del Teatro de la Zarzuela (que se cumplen este próximo mes de octubre), Marina —junto con El barberillo de Lavapiés, Jugar con fuego, ‘El dúo de «La africana» o La Gran Vía— es uno de los títulos con mayor presencia en este escenario. Marina tuvo su última aparición en este teatro en 2017, en una puesta en escena que se había estrenado en 2013. Pero la ópera de Arrieta, con gran diferencia y como vuelve a ser el caso, ha protagonizado más estrenos de temporada que ninguna otra obra lírica. La producción que presenta estos días la Zarzuela en 10 funciones del 9 al 20 de octubre, es una puesta en escena de Bárbara Lluch, que ya ha dirigido en este mismo teatro La casa de Bernarda Alba (2018) y El rey que rabió (2021).
Para la ocasión, frente a la Orquesta de la Comunidad de Madrid (Titular del Teatro) ocupará el foso José Miguel Pérez-Sierra (Maestro titular de la casa). El reparto que subirá a escena junto al Coro Titular del Teatro de la Zarzuela dirigido por Antonio Fauró, está integrado por grandes figuras internacionales como son las sopranos Sabina Puértolas y Marina Monzó (las dos interpretarán a Marina, enamorada en secreto del joven marino Jorge), los tenores Ismael Jordi y Celso Albelo (en el papel de Jorge), enamorado a su vez y también de Marina, los barítonos Juan Jesús Rodríguez y Pietro Spagnoli (que encarnan el rol del contramaestre Roque, un personaje desengañado que recurre al alcohol como refugio) o los bajos Rubén Amoretti y Javier Castañeda que hacen las veces de Pascual, el tercero en discordia en esta historia de amores secretos a la orilla del mar. También participa en la producción la Rondalla Lírica de Madrid «Manuel Gil» dirigida por Antonio Ortega. La escenografía es de Daniel Bianco, el vestuario de Clara Peluffo Valentini, la iluminación de Albert Faura, y el diseño de videoproyeccciones de Pedro Chamizo.