Thaïs Olivier Py La Scala Por Bernardo Gaitán
No hay melómano en el mundo que no haya escuchado la célebre ‘Meditación de Thaïs’, pero pocos son los que conocen la ópera compuesta por Jules Massenet en 1893. Aun más escasos son los que han tenido la oportunidad de verla en vivo sobre un escenario, pues por alguna extraña razón no se representa cuanto debiera. No obstante, durante este mes de febrero, el Teatro alla Scala está presentando una nueva producción del intenso y controversial título francés Thaïs inspirado en la novela homónima de Anatole France.
Tras su estreno en la Opéra de Paris en 1894, el título dio mucho de que hablar por su particular tratamiento de la religión y al mismo tiempo por la excesiva introspección de los personajes y de la historia. Han pasado más de un centenar de años y Thaïs, gracias a la ayuda del regista francés Olivier Py, quien firma esta nueva versión, sigue “incomodando” al público. La propuesta de Py fue bastante atinada y nada forzada al sustituir el desierto de Tebas por un cabaret de los años ochenta. Al levantarse el telón, en vez de ver las chozas de los cenobitas a la orilla del Nilo, encontramos una instalación en obra negra simulando el interior de un teatro y sus camerinos. Un evidente homenaje a la comedia musical Cabaret (no a la película, sino a la original versión teatral) pues la caracterización del trío de personajes es prácticamente igual tanto física como intelectualmente en ambas producciones. Thaïs es Sally Bowles, la sensual diva del cabaret; Athanaël es Cliff Bradshaw, ambos hombres enamorados de la diva a quien tratan de conquistar y redimir de la lujuria; mientras que Nicias, como el M.C. es literalmente el maestro de ceremonias del cabaret. Thaïs Olivier Py La Scala
Otra idea astuta de Py fue mostrar sin pudor mujeres con los senos al aire que intimaban con bailarines semidesnudos. Todos se movían libremente por el escenario incomodando al senil público milanés como parte de la pícara idea de Py de hacer sentir a la platea igual de sorprendidos o sonrojados como pudo haberse sentido el personaje de Athanaël al llegar a la pecaminosa Alejandría, comprendiendo en carne propia el rubor del monje cenobita. Los muy cuidados y llamativos vestuarios diseñados por Pierre André Weitz fueron de mucha ayuda para lograr la idea modernista y cabaretera de Py. Mientras que la escenografía, diseñada igualmente por Weitz –siempre una reminiscencia a la dupla Fred Ebb & John Kander– hizo sumamente ágil y atractiva la propuesta visual.
Desde el foso, Lorenzo Viotti concertó otro título del repertorio francés confiado por el teatro milanés (tras su Roméo et Juliette de 2020) con precisión. La batuta del joven director suizo fue concisa y muy dinámica. Los Divertissements junto con la fulgurante entrada de Thaïs fueron de los mejores momentos instrumentales de la noche, gracias a la notoriedad de matices y la cumplidora orquesta que tenía a su mando.
La soprano Marina Rebeka interpretó el protagónico de Thaïs consolidándose nuevamente como una de las mejores cantantes de la actualidad. La capacidad vocal de la cantante letona se suma a su histrionismo, imponiéndose con sus registros muy bien conectados, su voz potente, mórbida y educada que endulzaron a la misteriosa cortesana con sobreagudos impecables. Su ‘Dis-moi que je suis belle’ fue de antología y el dueto con Athanaël arrancó suspiros por la apasionada interpretación. Thaïs Olivier Py La Scala
El complejo rol de Athanaël fue encarnado por el barítono Lucas Meachem. El cantante estadounidense es poseedor de una maciza voz que aprovecha junto con otras cualidades técnicas para fundirse con la de Rebeka y ofrecer una explosiva y emotiva ejecución como una verdadera pareja escénica digna de recordarse.
Giovanni Sala como Nicias fue un elemento clave para esta producción. El joven tenor italiano, con una desbordante desinhibición escénica, interpretó un sensual personaje siempre correcto vocalmente. Su voz ligera y efervescente hizo un buen match con el cándido personaje preparado por Py. Aunque eventualmente sus agudos fueron un poco calantes, el resto de su desempeño fue digno de aplaudirse.
Por su parte la soprano Caterina Sala y la mezzosoprano Anna-Doris Capitelli, como Crobyle y Myrtale respectivamente, sorprendieron a la audiencia por su perfección vocal; ambas poseedoras de un instrumento bello. Una lástima que los roles fueran tan cortos pues los sobreagudos de Sala y el registro central de Capitelli hicieron que sus participaciones fueran muy agradecidas. Thaïs Olivier Py La Scala
La celebérrima ‘Meditación’ fue visualmente enriquecida con la participación de los bailarines Emanuela Montanari y Massimo Garon, quienes ofrecieron una romántica danza coreografiada por Ivo Bauchier. Deseamos no tener que esperar tantas décadas para poder ver nuevamente en escena este sobrecogedor título con este nivel de calidad.
* * *
Teatro alla Scala, 16 febrero 2022. THAÏS, libreto de Louis Gallet, música de Jules Massenet. Thaïs, Marina Rebeka. Athanaël, Lucas Meachem. Nicias, Giovanni Sala. Crobyle, Caterina Sala. Myrtale, Anna-Doris Capitelli. Albine, Valentina Pluzhnikova. Charmeuse, Federica Guida. Palémon, Insung Sim. Sirviente, Jorge Martínez. Cenobitas, Luigi Albani, Renis Hyka, Michele Mauro, Andrea Semeraro, Massimo Pagano, Giorgio Valerio. Bailarines solistas, Emanuela Montanari, Massimo Garon. Orchestra y Coro del Teatro alla Scala. Director musical, Lorenzo Viotti. Maestro del coro, Alberto Malazzi. Dirección de escena, Olivier Py. Asistente regista, Ivo Bauchiero. Escenografía y vestuario, Pierre André Weitz. Coreografía, Ivo Bauchiero. Nueva producción del Teatro alla Scala de Milán.