Valery Gergiev brilla en Berlioz

Valery Gergiev
Valery Gergiev

Héctor Berlioz es una de las figuras más importantes de la historia de la música, pero sus
incursiones operísticas no han estado a la altura de sus poemas sinfónicos o sus sinfonías,
particularmente la Fantástica.

La Damnation de Faust es una obra grandiosa y tiene páginas verdaderamente brillantes
e inspiradas, como la Marcha Húngara, el Minueto de los Diablillos, la Invocación a la
Naturaleza o la preciosa aria d’amour l’ardente flamme. Si a esto añadimos una gran
orquestación y un brillante uso de coros, es fácil concluir que estamos ante una obra muy
importante. Sin embargo, algo le falta para prender en las preferencias del gran público.
Tendríamos que empezar por definir si estamos ante una ópera o un oratorio. De hecho,
la obra se estrenó en versión de concierto y hubieron de transcurrir casi 50 años para que
se representara escénicamente.

El gran atractivo de este concierto era la presencia de Valery Gergiev. Es bien sabido
que el gran Zar del Teatro Mariinsky de San Petersburgo hace todos los años varias giras
por Europa, que suelen contar con una agenda muy apretada. Lo cierto es que en estas
giras lleva ya varios años incluyendo una visita a Pamplona, en lo que parece tener
influencia la positiva impresión que Valery Gergiev tiene del Orfeón Pamplonés, no en
balde ha sido invitada esta formación coral a actuar en el Festival de las Noches Blancas
de San Petersburgo. Lo hizo por primera vez el año pasado, cantando precisamente a sus
órdenes la ópera que ahora nos ocupa.

El resultado del concierto ha respondido perfectamente a la expectación levantada,
especialmente en la segunda parte. Hay que resaltar el hecho de que en el Baluarte se
veían numerosos aficionados venidos de otras provincias y que indudablemente han
podido disfrutar del concierto.

Que Valery Gergiev es uno de los más grandes directores de la actualidad es una verdad
perfectamente conocida por todos los aficionados. Su dirección no ha defraudado, a pesar
de las grandes expectativas iniciales, que, como siempre, eran muy altas. Su dirección fue
brillante, especialmente en la segunda parte, donde llevó adelante una lectura muy
delicada, casi camerística, en la que la emoción estuvo presente y ese es un ingrediente
fundamental en cualquier ópera. A sus órdenes, estuvo la siempre brillante Orquesta del
Teatro Mariinsky. Fue buena también la prestación del Orfeón Pamplonés, en el que
la actuación de las féminas superó con claridad a la de los hombres.

El personaje de Faust fue interpretado por el tenor Alexander Mikhailov, de voz bella y
bien manejada, con el gran problema de que su emisión queda claramente a atrás, con
problemas para ser bien recibida por el público.

Lo mejor del reparto vino de la parte de la mezzo soprano Julia Matochkina, que ofreció
una voz homogénea y bella, cantando con buen gusto en sus intervenciones,
especialmente su aria d’amour l’ardente flamme.

El rol de Mefistófeles fue interpretado por el bajo Mikhail Petrenko, muy habitual en las
óperas del Mariinsky. Su actuación se puede considerar como buena, aun que su voz no
sea particularmente bella.

Finalmente, el bajo Oleg Sychov fue Brander, que cantó bien el aria de la rata.

El Baluarte ofrecía una ocupación de alrededor del 80 % de su aforo, con los mayores
huecos en el piso superior. El público se mostró cálido en los saludos finales.

El concierto comenzó con nada menos que 11 minutos de retraso, lo que no es ninguna
sorpresa en un concierto de Valery Gergiev. La duración total fue de 2 horas y 27 minutos,
incluyendo un intermedio. Duración musical de 2 horas y 1 minuto. Cinco minutos de
aplausos. No hubo saludos individuales.

El precio de la localidad más cara era de 50 euros, costando 23 euros la más barata.

Fotos: I. Zaldúa.

José M. Irurzun