William Christie debuta en Les Arts con Mozart

William Christie
William Christie

Con una Sala practicamente llena se ha presentado con sus huestes el director y clavecinista William Christie en el Palau de Les Arts. Su orquesta Les Arts Florissants junto con los solistas de su iniciativa Le Jardin des Voix 2019 en una versión semiescenificada de Sophie Daneman con cierta gracia que hizo más llevadera esta versión bastante coratada del título mozartiano. 

Mozart tenía apenas dieciocho años cuando acometió esta ópera en tres actos, encargo del Gran Elector Maximiliano III de Baviera tras el éxito del compositor de Salzburgo de una serie de conciertos que había realizado en Munich, a la vez que arrastraba ya una cierta buena fama como compositor de ópera con éxitos como Lucio Silla Y a la vez que servía al tírano Arzobispo de Salzburgo Colloredo compuso la mayor parte de la partitura de esta ópera buffa. En esta ópera de corte bucólico, Mozart ahonda en la orquesta como vehículo para subrayar las emociones y tras su viaje a Italia profundiza en los cánones de la ópera italiana en general y sobretodo del género bufo en el que se encuadra esta partitura.

 La ópera fue posteriormente adaptada al alemán, convirtiéndola en un singspiel al transformar los recitativos en diálogos y cambiar algunas arias de personaje; así fue estrenada en 1780 en Augsburgo por la compañía de un amigo de Mozart, Heinrich Böhm, bajo el título Die Gärtnerin aus Liebe y de esta forma se ha ido representando ya que la partitura original en italiano completa se perdió hasta que en 1978 fue descubierta la partitura de la versión original en italiano en un archivo que es la que pudimos ver en Les Arts.

Con una minimalista y divertidísima puesta en escena de Sophie Daneman hizo las delicias del público que desde el minuto uno se lo pasó en grande con la introducción en francés del personaje de Nardo. Una propuesta que supo actualizar con acierto el contenido bufo de esta ópera mozartiana sin descuidar un ápice los elementos tradicionales que la definen. Así pues, hubo comicidad, diversión y efectos teatrales, pero también sensualidad, mucho de la locura que recorre todo el libreto y el pre-romanticismo de algunas arias.

El papel de Sandrina (Marquesa Violante) corrió a cargo de Mariasole Mainini. No es un papel que alcance ni de lejos la dimensión trágica de las posteriores Condesa o Pamina, pero la soprano me convence tanto en lo estrictamente técnico como en su enfoque del personaje como un rol con atisbos trágicos aunque no exento de una obvia faceta buffa. Destacar de su voz su buena proyección, seguridad técnica y belleza de línea que pudimos disfrutar en “Geme la tortorella” del primer acto y en el dúo del tercero con el tenor “Dolce d’amor compagna”

 La Serpetta de Lauren Lodge-Campbell fue una gozada en sus dúos con Nardo destacando el del segundo acto “Quanto compatisco” con una voz ligera y fácil para las agilidades

Deborah Cachet como Armida está intachable vocalmente, con una gran homogeneidad de registro tanto en unos graves aterciopelados como en unos agudos nada forzados y muy simpática en lo escénico, sabiendo retratar a la perfección la faceta caprichosa, coqueta e irascible del personaje

El sopranista Théo Imart fue un Ramiro de lujo, que a pesar de su juventud hay que seguir su carrera canora ya que posee un instrumento muy interesante, nada amanerado y con una seguridad técnica envidiable. Tal vez lo que habría que profundidad sería su faceta escénica muy artificial, pero que no ocultó su canto puro, fácil y virtuoso destacando en el segundo acto “Sappi, Armida, ben mio” y su aria “Se l’augellin sen fugge”

Il contino Belfiore de Moritz Kallenberg fue ganando enteros a medida que avanzaba la ópera y su presencia en el escenario. No es uno de los personajes gratos, ya que se supone que ha asesinado a Sandrina y se va casar por interés con la hija del Podestà, sin embargo su dúo con Sandrina fue uno de los puntos culminantes de la producción.

Il podestà es una papel verdaderamente secundario pero del cual Rory Carver supo sacar buenos réditos escénicos en los números concertados de final de acto con una caracterización excesivamente joven para su personaje

Sreten Manojlović fue el Fígaro de la producción en su personaje de Nardo. Su gracia y buena presencia escénica junto con una voz bien colocada nos hizo recordar los mejores papeles que esperamos que este bajo barítono pueda presentar en el futuro (Leporello, Figaro, Gugliermo, etc…) ya que su línea de canto es más que aceptable destacando en sus dúos con Serpetta como el cómico recorrido de los galanes europeos que hace en “Con un vezzo all’italiana”.

Por último destacar el buen trabajo de todos los siete solistas en los concertantes donde el equilibrio, el empaste y la flexibilidad dinámica fueron de manual. E en estos momentos donde el trabajo del tándem Christie-Agnew se ve ratificado con unos excelentes resultados.

Pero si la parte canora estuvo muy bien servida la joya de la producción fue la orquesta Les Arts Florissants y la dirección musical de un Christie inspirado y entregado en su debut en Les Arts. 

Tal vez algunos podrían criticar la casi hora de música mozartiana no ofrecida, pero la verdad es que nos pareció una versión coherente, dinámica, completa para seguir la trama (ridícula y superficial) en la que prolongar las arias con las reexposiciones, alargar los recitativos, etc…no aportarían más genialidad sino que caerían en un posible aburrimiento para nuestra resistencia de la música del genial Amadeus.

Valencia y su nuevo intendente han acertado con esta propuesta que sólo se ha visto en la ciudad del Turia y que esperamos que se repita en futuras temporadas.

Robert Benito