El lago de los cisnes, por el Ballet de Camagüey, en el Teatro EDP Gran Vía

                                                                                            Por Cristina Marinero

El Ballet de Camagüey es la segunda compañía dedicada a la danza clásica de la isla caribeña, tras el Ballet Nacional de Cuba. Se fundó en 1967, pero su ascenso en calidad comenzó en 1975, cuando tomó la dirección el bailarín, maestro y coreógrafo, Fernando Alonso, exmarido de Alicia Alonso, junto a ella, creador de la compañía “madre” de La Habana, y su director general (la prima ballerina era la directora artística). Este reputado hombre de la danza estuvo al frente de la formación de Camagüey hasta 1992, cuando se marchó a México.

Este 27 de julio se cumplirán diez años del fallecimiento –se fue con 98 años- de quien es fundamental para la consolidación de la denominada escuela cubana de ballet de donde surgieron tantas figuras en los años sesenta y setenta, sobre todo, constatando lo que se denominó “el milagro cubano”. Lago cisnes EDP Gran Vía

El lago de los cisnes en Teatro EDP Gran Vía. Foto: Ballet de Camagüey

Dirigido actualmente por Regina Balaguer, el Ballet de Camagüey estará hasta el 6 de agosto en el Teatro EDP Gran Vía representando El lago de los cisnes, tras su temporada en el Teatro Apolo de Barcelona. Se trata de una versión sobre el original de 1895 de Petipa-Ivanov-Tchaikovsky recortada en tiempo y número de intérpretes, una adaptación que conlleva también un aire colorista en vestuario y escenografía. Esta línea de imagen para los actos terrenales de los ballets clásicos ha sido en los últimos años habitual en las compañías que llegan a los teatros más comerciales con los títulos archiconocidos de la tradición. No se busca ya un realismo teatralizado en diseños, sino la fantasía en su mayor expresión.

Los protagonistas de la noche de estreno han sido Yanni García, como el Príncipe Sigfrido, y Rosa María Rodríguez Armengol, en el doble personaje de Odette/Odile, la reina de los cisnes, quienes ofrecieron su buen hacer como profesionales de un arte que es atesorado en Cuba desde que Alicia Alonso comenzara su compañía privada en los años cuarenta en La Habana, tras regresar de bailar, junto a Fernando y su hermano Alberto Alonso -afamado coreógrafo- de Nueva York. Lago cisnes EDP Gran Vía

García y Rodríguez encabezaron el elenco de bailarines formados en la escuela cubana de ballet, educación que se deja notar, aunque percibimos que, por supuesto, seguirán trabajando en que la puesta en escena de El lago de los cisnes siga sumando un mayor detalle en colocación de los brazos, según el rigor  aportado por Petipa e Ivanov, sus coreógrafos originales del estreno en el Mariinsky, y la limpieza en saltos y giros. Esencial continuar trabajando sobre el estilo y su manera de presentarlo.

Es bienvenida la actitud de seguir trayendo los clásicos de la danza académica a escena porque suponen la base para luego comprender los derroteros posteriores por donde ha transcurrido este arte durante el siglo XX y lo que llevamos del XXI. También debemos considerar que siempre hay que presentar estos títulos de la tradición con el mayor rigor posible para que no pierdan su esencia y el público pueda admirarlos lo más cercanos posible a como fueron concebidos.

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