Crítica de Marina de Arrieta. Madrid

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Teatro de La Zarzuela. 15.03.2013

 

La línea de programación del Teatro de La Zarzuela de Madrid sigue en ascenso y con esta Marina ha llegado a un punto muy alto con una expectación inusitada. No era para menos teniendo en cuenta los artistas intervinientes y al cuidado que se ha puesto en la producción.

Se ponía en escena la producción que se estrenó en Madrid en el Teatro Real en 1871 -llamado entonces Teatro Nacional de Opera- Como entonces se ha presentado la partitura completa que no se había escuchando nunca en La Zarzuela.

Éxito pleno con aplausos y bravos interminables. La producción de Ignacio García muy clara y limpia con unos decorados sencillos pero muy eficaces, con el mar y la playa siempre presentes. Bella iluminación de Daniel Checa. Así como el vestuario de Pepe Corzo. La utilización del espacio escénico muy inteligente permitiendo que los cantantes pudieran actuar con comodidad. Quizá el coro estuvo “demasiado” colocado. Muy correcta la sardana totalmente integrada en la fiesta popular. Buen trabajo del director de escena.

Son tres los repartos que se podrán escuchar, todos españoles. El del estreno tuvo como protagonistas a cuatro de los grandes ases de la lírica española. Mariola Cantarero personificó a la protagonista de forma admirable. Si en la escena siguió pautas veristas, en el canto brilló su hermosa coloratura, pianos extraordinarios y agudos plenos, mantenidos y radiantes. Acusó en la primera parte un cierto vibrato que afea el clarísimo y bello timbre de su voz. Su partener, el tenor Celso Albelo en el rol de Jorge cumplió de sobra las expectativas ante la gran figura mundial del canto que es. Un fraseo exquisito, una pronunciación perfectamente entendible, ataques límpio, musicalidad total. El tenor canario sigue los pasos, con su propia personalidad cánora, del maestro Alfredo Kraus, con una técnica soberbia. El barítono Juan Jesús Rodríguez fue espectacular por color vocal, potencia –puede llenar con su voz cuatro grandes teatros- perfecta dicción, afinación, musicalidad y una expresividad poderosa. Finalmente el bajo barítono menorquín Simón Orfila siguió en su línea de asumir roles con un perfección total, opera o zarzuela. Un cantante de una seguridad apabullante. El resto cumplió muy bien en sus distintos cometidos.

El coro titular no estuvo del todo bien. Comenzó con desajustes, especialmente del lado de los tenores que se reprodujeron en otros momentos de la ópera, así como ciertos despistes.

La orquesta ha tenido días mucho mejores. Los metales no acaban de sonar como deben y la versión que dieron bajo la dirección del maestro  titular, Cristóbal Soler, muy cuidadoso con los cantantes, quedó en algunos momentos un poco desvaída.

Éxito total general aunque los aplausos y bravos del público estuvieron muy ajustados a lo que se vio y oyó. La salida en solitario recibió grandes ovaciones para Juan Jesús Rodriguez, después para Celso Albelo y finalmente para Mariola Cantarero. Todos muy aplaudidos.

Un éxito del Teatro que está haciendo un gran esfuerzo por colocar la institución lírica nacional a la cabeza delos teatros de España. Enhorabuena a todos.

 

Francisco García-Rosado