Ali Arango gana la LII edición del Certamen Tárrega y el premio del público

Ali Arango
Ali Arango

Ali Arango logró el reconocimiento del público y el jurado que presidia Roberto Aussel de la quincuagésimo segunda edición del Certamen Internacional de Guitarra Francisco Tárrega de Benicàssim, uniendo al primer galardón el premio de la asistencia. El cubano se vio acompañado en el podio de vencedores del ukraniano Marko Topchii, que conquistó el segundo premio y el israelí Yuval Teeni y el coreano Deion Cho que obtuvieron el reconocimiento de finalistas. El premio a la mejor interpretación de la obra de Francisco Tárrega fue declarado desierto.

Acompañó a los finalistas en la postrera sesión, como sucediera el año pasado, con eficacia, excelente sonido y destacada profesionalidad, la Orquesta de Valencia, bajo la dirección de David Gómez que, pese a cumplir con bastante dignidad su cometido, nos hizo añorar la exquisita sensibilidad, claridad y precisión que el año pasado desplegó Salvador Sebastiá.

Deion Cho ofreció la primera de las dos versiones del primer concierto para guitarra de Castelnuovo Tedesco, exhibió buen mecanismo pero dio una versión anodina, contagiando con sus tiempos tediosos a la orquesta. De hecho llevó el hermoso Andantino a un metro Adagio. Hay que destacar en esta primera versión y en la segunda los excelentes solos de violín y cello  y el trío de fagot y clarinete con el solista en el segundo tiempo.

El cubano Arango eligió el celebérrimo «Concierto de Aranjuez»al que concedió brío y carácter siendo acompañado por una orquesta solvente, bajo cuya sonoridad el solista se escondía en ocasiones por falta de una mayor amplitud de sonido. Aplaudible el Adagio, muy bien descrito, aunque faltó el punto elegíaco que casi ningún guitarrista ofrece, ignorando que Rodrigo lo escribió con el dolor del nacimiento de un hijo muerto. Con todo, contó con la colaboración de un inspirado corno y una batuta que dejó frasear, aunque anduvo indeterminada en la anacrusa que responde a la guitarra principiando el tercer tiempo, que pecó en ocasiones de resonante y falto de intención aristocrática.

Repitió el concierto de Castelnuovo, Yuval Teeni, bien integrado con la orquesta con las dos cadencias solventes. El segundo tiempo pecó de rutinario y falto de poesía, sin que la batuta pudiera hacer nada para resolver la indolencia.

Tal vez el guitarrista más hecho de los cuatros fue Marko Topchii, que se las vio con el Concierto del Sur al que otorgó concepto con un sonido amplio, intenso y fraseo vibrado muy en la línea de Segovia al que fue dedicado como el de Castelnuovo. Significativo el Andante con unos arcos en estado de gracia y animado el allegro final a ritmo de sevillana, por más que a toda la obra se le echó en falta un mayor casticismo andalucista que lo tiene y a raudales.

Los cuatro Tárregas tuvieron escaso interés, estando los guitarristas más pendientes de la digitación y el virtuosismo que del ideario de las piezas. En las variaciones de «El carnaval de Venecia»fue superior el ukraniano al de Corea, la «Gran jota»anduvo falta de espíritu territorial y la «Fantasía de la traviata» si bien no anduvo escasa de romanticismo, adoleció de un mayor lirismo, pues siempre se olvida que los temas todos son operísticos y por tanto cantábiles.

No se puede, ni se debe terminar esta referencia, sin hacer mención a la esmerada organización del nuevo director del concurso benicense, el maestro José Morales.

Antonio Gascó