Por Carlos J. López Rayward
El inicio del año operístico en Nueva York cuenta como principal atractivo con la nueva producción escénica de Carrie Cracknell de la ópera de Georges Bizet, «Carmen». La obra se presenta además con un lucido reparto en el que destacan Aigul Akhmetshina, Angel Blue y Piotr Beczala, con Daniele Rustioni en el foso.
La Metropolitan Opera apuesta de nuevo por la adaptación que Ernest Guiraud hizo de la opéra-comique de Bizet, que se presenta así sin diálogos hablados, facilitando el camino esta nueva producción y sus múltiples licencias escénicas.
La joven directora de escena británica Carrie Cracknell, en su intento de conectar la obra maestra de Bizet con la audiencia contemporánea e iluminar el clásico con una luz de actualidad, traslada la acción a un pueblo industrial del interior de los Estados Unidos. Ya sólo el planteamiento, por absurdo y opuesto a la música y el libreto, sería suficiente para apostar por un fracaso absoluto del espectáculo. No obstante, los clásicos lo aguantan todo; y Cracknell tira de sagacidad en sus equilibrismos para hacer creíble, o al menos comprensible, tan audaz transmutación.
En Nueva York, las nuevas producciones de ópera son escasas. Por eso, los aficionados tienden a acoger con interés todo lo que se aleje del sempiterno cartón-piedra de la Metropolitan Opera. El sentimiento de la afición es favorable ante esta nueva propuesta, pese a sus evidentes problemas.
La «Carmen» de Carrie Cracknell sólo conecta con la de Bizet en el tratamiento de las pasiones internas de los personajes protagonistas, Carmen y Don José, mientras que naufraga convirtiendo el cuarto acto en un rodeo americano en el que Escamillo pierde toda la mística del toreo para convertirse en una suerte de deportista e influencer. Por otro lado, las proyecciones de Roland Horvath no aportaron gran cosa al espectáculo.
Lo mejor de la producción es el Acto II, donde la taberna de Lilas Pastia es el trailer del camión que los contrabandistas usan para sus intercambios. Carrie Cracknell y el escenógrafo Michael Levine consiguen extraer de este ambiente carretero un inusitado jugo dramático.
El director de orquesta Daniele Rustioni ha demostrado en muchas ocasiones su buen entendimiento con la orquesta de la Metropolitan Opera. Y en esta nueva «Carmen» el italiano no ha decepcionado. Rustioni mantiene a los músicos a un gran nivel a lo largo de toda la ópera, consiguiendo una línea orquestal clara y distinguida.
Pese a esta precisión orquestal, hubo una cierta desconexión entre el foso y el carácter de los personajes en escena, con meritorias excepciones, como el ya mencionado Acto II. Acaso la elegancia musical propuesta con Rustioni no encajara del todo en el agro americano. Con todo, Rustioni demostró su habilidad para subrayar el canto y organizar a la siempre impredecible orquesta del Met.
El director del Coro de la Metropolitan Opera, Donald Palumbo, está teniendo una despedida soñada, en una última temporada que esta dejando el listón altísimo a su sucesor, que aún está por anunciar.
En lo vocal, la gran triunfadora de la ópera es la mezzosoprano rusa Aigul Akhmetshina, una artista que sigue el prototipo de los cantantes jóvenes con mucho talento y carisma, que son elevados a los altares de la lírica con tanta rapidez con la que desaparecen de lo más alto del escalafón.
De un modo incidental, Aigul Akhmetshina personifica el misterio de la Carmen de Bizet, envuelta en una niebla de incógnitas que el original de Mérimée depeja con detalle. Quién es Carmen, quién es Aigul Akhmetshina. Qué tiene que decir esta joven mezzo criada en un recóndito pueblo de los Urales en la ópera de hoy. Para empezar, la cantante atesora un instrumento magnífico, con el color y la pulpa propios de mezzos más maduras. Canta con enorme seguridad y precisión, con una proyección que no encuentra obstáculos para llenar la Metropolitan Opera, en un sonido rico y redondo en todo el registro.
La cantante se unió al Jette Parker Young Artists Programme de la Royal Opera House en 2017, y a sus 28 años ya ha cantado también en la Metropolitan Opera, la Staatsoper de Berlin, la San Francisco Opera, la Dutch National Opera, la Bayerische Staatsoper, el Teatro Real Madrid, la Opéra National de Paris, la Deutsche Oper de Berlin… El tiempo dirá cómo se desarrolla la carrera de la precoz y talentosa Akhmetshina, que este año 2023 ha ganado el premio a la mejor cantante en los Intenational Opera Awards y ha firmado un contrato en exclusiva con el sello Decca Classics.
Kyle Ketelsen es Escamillo en «Carmen». Ken Howard. Met Opera
Piotr Beczala enfrentó un buen Don José a la arrolladora Carmen de Akhmetshina. El tenor polaco comienza el 2024 en forma, cantando con convencimiento y comodidad. El papel de Don José requiere un tenor spinto solvente, y Beczala es apenas un lírico-ligero de agudos sobrecubiertos y algo huecos. Pero sus dotes interpretativas siempre elevan sus apariciones al mejor nivel, y los aficionados lo quieren por su gran personalidad escénica y su innegable instinto musical. Así pues, Beczala ha triunfado de nuevo en el Met, en un retorno que quita en parte el sabor de boca de otras apariciones menos inspiradas.
El bajo-barítono americano Kyle Ketelsen interpretó con acierto el papel de Escamillo, que aquí no es torero sino campeón de rodeo. El artista de Iowa destaca por la sensualidad del timbre y la limpieza de su línea vocal. Aunque el instrumento aún está en desarrollo, Ketelsen sigue creciendo y ampliando su radio de acción también en Europa, donde va cimentando una carrera que se antoja larga.
Angel Blue es Micaëla en «Carmen». Ken Howard. Met Opera
Si Akhmetshina, Beczala y Ketelsen brillaron cada cual en su parte, no les fue a la zaga la célebre soprano Angel Blue, en una hipnótica recreación del papel de Micaëla, tan cuidadosa como creíble y emotiva. Sin duda, la presencia de la cantante californiana fue todo un lujo para la producción, que contribuyó a redondear un plantel difícil de superar.
Junto a todos ellos, los comprimarios Sydney Mancasola (Frasquita), Briana Hunter (Mercédès), Ben Taylor (Morales) aprovecharon cada ocasión para cantar y actuar a un gran nivel. Quizá algo más flojo en vocal, el barítono Wei Wu (Zúñiga) no terminó de encontrar su espacio pese a su entrega sobre las tablas.
La Metropolitan Opera también llena el teatro con óperas de repertorio. El éxito de estas representaciones de «Carmen», pareadas con otras tantas de «Madama Butterfly», son la muestra de que el público no renuncia a la buena ópera.
Metropolitan Opera de Nueva York, a 23 de enero de 2024. Carmen, ópera en cuatro actos con música de Georges Bizet y libreto de Henri Meilhac y Ludovic Halévy a partir de la novela de Prosper Mérimée.
Dirección Musical: Daniele Rustioni, Producción: Carrie Cracknell, Escenografía: Michael Levine, Vestuario: Tom Scutt, Iluminación: Guy Hoare, Projecciones: Rocafilm/Roland Horvath, Coreografía: Ann Yee. Orquesta y coro de la Metropolitan Opera. Dirección del Coro: Donald Palumbo.
Reparto: Benjamin Taylor, Angel Blue, Piotr Beczala, Wei Wu, Aigul Akhmetshina, Sydney Mancasola, Briana Hunter, Kyle Ketelsen, Michael Adam, Frederick Ballentine.