Crítica: «Il turco in Italia» del Teatro Real con Sabina Puértolas como protagonista

Crítica: «Il turco Puértolas Real Por María del Río

La simpatía de Rossini inunda el Teatro Real

Entre el 31 de mayo y el 12 de junio de 2023, el Teatro Real presenta la ópera bufa en dos actos Il turco in Italia de Rossini. Esta ópera, la decimotercera de su autor, inauguró la temporada de 1814 en la Scala de Milán, ciudad donde Rossini buscaba afianzar su prestigio. No puede decirse que fuera un gran éxito: el público acusó injustamente al compositor de ofrecer un simple pastiche de su anterior obra, L´Italiana in Algeri; además, la historia de la infiel Fiorilla ofendió la estricta moral burguesa de la época. Aunque la obra recorrió muchas ciudades italianas, acabó cayendo en el olvido.

Sabina Puértolas y miembros del coro masculino / Foto: Javier del Real
Sabina Puértolas y miembros del coro masculino / Foto: Javier del Real

Curiosamente, esa supuesta inmoralidad del libreto que escribió Felice Romani (el más importante libretista de Italia durante la primera mitad del siglo XIX) para Rossini resulta hoy una de las claves de la actualidad de Il turco in Italia. Fiorilla, una mujer joven y bella, no encuentra satisfacción en su matrimonio con don Geronio, por lo que busca el amor de Selim, un apuesto príncipe turco que ha desembarcado en Italia para conocer sus costumbres. La infidelidad aparece trivializada y desprovista de dramatismo, de modo que el pobre marido resulta un personaje ridículo. El final, en el que Selim se marcha con Zaida, su anterior amante, y la abandonada Fiorilla se ve obligada a volver humildemente con don Geronio, pone las cosas en su sitio de una manera algo forzada. El público del siglo XXI puede entender hoy la actitud desenfadada y reivindicativa de Fiorilla como un ejemplo de mujer que se atreve a reclamar su felicidad (e incluso su satisfacción sexual) por encima de las convenciones sociales; sin embargo, es probable que Rossini y Romani solamente pretendieran hacer reír a su público con un tema típico de la ópera bufa, el del marido engañado. Crítica: «Il turco Puértolas Real

Sabina Puértolas en una escena de "Il turco in Italia" / Foto: Javier del Real
Sabina Puértolas en una escena de «Il turco in Italia» / Foto: Javier del Real

La propuesta del director de escena Laurent Pelly (que también se encarga del vestuario) abunda en esta banalidad de la obra al enmarcarla en un género dirigido sobre todo a las féminas y hoy casi caído en el olvido: la fotonovela, o relato romántico hecho con fotografías a la manera del cómic. El telón inicial ya refleja la portada de una de estas publicaciones. Tras él, aparece un barrio de clase media de los años 60 o 70 del siglo XX. La escenografía de Chantal Thomas resulta al principio algo plana, aunque poco a poco se va rompiendo esa primera sensación de realismo: las casas y los setos se mueven, se separan y se juntan de nuevo ante los ojos del público, el turco Selim aparece en un barco que es en realidad una gigantesca fotonovela y hay juegos de perspectiva, como cuando la casa de Fiorilla aparece mucho más pequeña al fondo del escenario. 

Puede que el mejor logro de Pelly fuese su montaje de la obertura; el ensamblaje entre la música y los movimientos de los personajes fue en ella realmente perfecto. La cómica desesperación de Fiorilla cuando don Geronio le impide leer sus fotonovelas por estar cortando el césped ruidosamente (en perfecta coordinación con el crescendo de la orquesta) o el sonido rítmico de la máquina de escribir del poeta, que ve la escena desde su ventana, suscitaron las risas y los aplausos del público. En el segundo acto, todo el escenario se transforma en una página de fotonovela, en cuyas viñetas se integran los personajes produciendo un efecto interesante. Por desgracia, la propuesta escénica va decayendo visiblemente al final de la ópera: la escena del baile es poco brillante y no se aprovecha su potencial comicidad; tampoco el final aporta nada en cuanto a la escenografía, ya que se repiten los elementos del principio.

 Plano general con Pietro Spagnoli (Don Geronio) y Coro Titular del Teatro Real / Foto: Javier del Real
Plano general con Pietro Spagnoli (Don Geronio) y Coro Titular del Teatro Real / Foto: Javier del Real

De la dirección musical se ocupó Giacomo Sagripanti, que se concentró en que la orquesta titular del Real acompañara con corrección a los cantantes. Decir esto es al tiempo un halago y una crítica. Desde luego que no es tarea fácil el ajuste entre los músicos y los cantantes, pues Il turco in Italia tiene pasajes de endiablada rapidez y bastantes conjuntos (que culminan en el quinteto del segundo acto). De hecho, a pesar de los esfuerzos de Sagripanti y de la calidad de la orquesta, hubo algún ligero descuadre temporal y en ciertos momentos el volumen de la música fue excesivo. Quizás por esa dificultad de sincronizar a los músicos con los cantantes, la interpretación resultó un tanto insípida y no transmitió suficientemente la energía de la alegre música de Rossini. Sonó muy bien el coro del Teatro Real (aunque uno se pregunta qué pinta en la historia el grupo de zíngaros). Crítica: «Il turco Puértolas Real

Por suerte, los cantantes sí supieron atraer la atención del público, tanto por su interpretación musical como por su trabajo actoral. El hecho de que muchos de ellos fuesen italianos se notó en su perfecta pronunciación del texto de Romani, que podía entenderse sin demasiado esfuerzo. No hay mal que por bien no venga; la indisposición de Lisette Oropesa ha dejado paso a otras maravillosas Fiorillas, como la soprano navarro-aragonesa Sabina Puértolas, que cantó magníficamente desde el principio y superó perfectamente los escollos de su papel (que empieza en una tesitura grave, casi de mezzosoprano, y va subiendo y subiendo hasta el final de la obra): su timbre era bellísimo, sin problemas en el registro sobreagudo; los adornos, elegantes y ejecutados con precisión y agilidad; el fraseo, variado. Por no hablar de la sensualidad y picardía que imprimió en todo momento a su personaje. El personaje de Zaida, el rival de Fiorilla en el amor de Selim, fue interpretado por la mezzosoprano Chiara Amarú, cuya voz, aunque bien timbrada en el registro grave, sonaba ligeramente engolada.

 Chiara Amarù (Zaida) y Adrian Sampetrean en una escena de "Il turco in Italia" / Foto: Javier del Real
Chiara Amarù y Adrian Sâmpetrean en una escena de «Il turco in Italia» / Foto: Javier del Real

El bajo Pietro Spagnoli se encargó del personaje de don Geronio, el marido engañado, de forma muy convincente, sobre todo por su gran expresividad, que destacó en el segundo acto, en el aria “Se ho da dirla” y en el momento melancólico en que confiesa que no reconoce a su propia esposa entre las mujeres del baile. El público le premió con una notable ovación, igual que a Sabina Puértolas. Aunque su papel resulta menos lucido, también estuvo muy correcto el barítono Mattia Olivieri, que encarnó con solvencia al poeta Prosdocimo. Sin embargo, Adrian Sâmpetrean, el turco Selim, pudo estar mejor. Su voz parecía tener dificultades en los pasajes agudos y no resultaba demasiado expresiva. Por último, el tenor Anicio Zorzi Giustiniani (Don Narciso) empezó bien, pero fue acusando el cansancio a lo largo del segundo acto.

Con todo, el conjunto fue extremadamente agradable. Aunque Il turco in Italia no sea la mejor ópera de Rossini, ni seguramente haya sido este el mejor montaje de la temporada 22-23 del Teatro Real, la simpática vitalidad de Rossini conquistó la sonrisa del público y su caluroso aplauso. Crítica: «Il turco Puértolas Real


Madrid (Teatro Real), 3 de junio.  Il turco in Italia   Ópera en dos actos con música de Gioachino Rossini y libreto de Felice Romani.

Director musical: Giacomo Sagripanti.     Director de escena: Laurent Pelly.     EscenografÍa: Chantal Thomas. Iluminación: Jöel Adams. Orquesta y Coro titulares del Teatro Real.

Solistas: Adrian Sâmpetrean (Selim), Sabina Puértolas (Fiorilla), Pietro Spagnoli (Don Geronio), Anicio Zorzi Giustiniani (Don Narciso), Mattia Olivieri (poeta Prosdocimo), Chiara Amarù (Zaida)

OW