Crítica: «La Nariz» Real metaverso Por María Pardo
El Teatro Real pierde la nariz en su primera incursión en el metaverso
A muchos de los asiduos a la programación de ópera del Teatro Real, el “metaverso” puede sonarnos a algo completamente ajeno al mundo operístico. En algo tan voluble como es la tecnología, que evoluciona y cambia antes de que nos haya dado tiempo a aprender o a adaptarnos a las últimas actualizaciones, el Teatro Real ha decidido entrar de lleno en la aventura virtual del primer metaverso español, Uttopion, emitiendo en esta plataforma la función del pasado 17 de marzo de la producción que tienen estos días en cartel: La nariz, de Shostakóvich. Crítica: «La Nariz» Real metaverso
La colaboración entre el Teatro Real y Uttopion, que ha sido posible gracias al apoyo de la compañía Exterior Plus, pionera en Publicidad Exterior, y los fondos Next Generation de la Unión Europea, ha llevado a esta plataforma a diseñar una réplica en 3D de la sala principal del Teatro Real para poder asistir de forma gratuita a la función de La nariz. El objetivo, según comunicaron en la nota de prensa, es llegar a otras audiencias, especialmente a la llamada Generación Z (nacidos en los 2000 en adelante).
En Opera World no quisimos dejar pasar la oportunidad de vivir la experiencia de asistir al primer evento lírico y creamos nuestro avatar para asistir, junto con otros avatares curiosos, a la sala 3D que habían creado para este estreno mundial en el metaverso. La experiencia que tuvimos no fue fácil, pues primero había que descargarse Google Chrome y luego registrarse en la plataforma o acceder como huesped y constantemente aparecía por el móvil y la tablet “su red es demasiado inestable”, así que hacía falta tener una red concreta, por lo cual ya no es accesible desde cualquier móvil o cualquier tablet.
El siguiente paso, tras un rato insistiendo en los citados dispositivos, fue ir directamente al portátil y descargarse también Google Chrome que, para alguien que no está familiarizado con estas tecnologías, puede tardar un buen rato. Averigüé más tarde, cuando entré en mi correo, que habían enviado un correo de confirmación y en la página de Uttopion no habían avisado de este detalle. Quién sabe si de haberlo leído previamente en alguna parte, el registro en la plataforma hubiera sido más rápido. El caso es que hubiera tardado lo mismo en coger el coche, acercarme al coliseo madrileño, buscar aparcamiento, hacer la cola para pasar por el detector de metales y sentarme en mi butaca. Me queda claro porqué está concebido para los nativos digitales.
Gracias a que teníamos publicado en esta revista el enlace directo al evento, pude acceder al patio de butacas del Teatro Real, otros usuarios escribían en el chat que no conseguían encontrarlo. Por suerte, aún quedaba un rato para que comenzara la ópera, así que busqué los accesos a diferentes contenidos multimedia, como vídeos, entrevistas y chats que comunicó el Teatro Real que habría. Encontré, frente a la barandilla del foso de los músicos varias señales circulares con una i como signo de información, así que comencé a clicar sobre ellos. Uno me llevaba a un video de YouTube en el que se explicaba el argumento de la ópera que íbamos a ver y otro a un video grabado hace tres años, interesante, sobre el interior móvil para los cambios de escenario del teatro real explicado por la youtuber Ter. Al ser este último video más largo, mi conexión a Uttopion se desactivaba constantemente y tenía que volver a conectarme. Las demás señales con la i no llevaban a ninguna parte. Si había más videos o más puntos interactivos, me pasaron desapercibidos.
Por fin escogí un sitio para estarme quietecita en el patio de butacas virtual y descubrí si podía hacer clic en el escenario y poner la imagen completa en mi pantalla. Completa, completa,… si podía hacerse, no era muy intuitivo, puesto que dándole al icono de “pantalla completa” en el lateral inferior derecho de la pantalla, seguían apareciendo las pestañas de Google Chrome arriba. Crítica: «La Nariz» Real metaverso
Ya se oía afinar a la orquesta y daba comienzo la ópera de Shostakóvich, La nariz. Pero… ¡Mi gozo en un pozo! La barra roja de progreso en el inferior de la pantalla era fija y tapaba parte de los subtítulos. No supe quitarla de ninguna de las maneras y me pasé toda la función adivinando la línea de abajo.
Bueno, asumidas estas pequeñas frustraciones digitales, sólo me quedaba seguir viendo la obra: le faltaba nitidez a la imagen aún estando en la época del full HD y tuve que bajar el sonido de la sala para poder centrarme en la música y los cantantes porque se oían los pasos de otros usuarios y demás ruidos de la plataforma. No faltaron los momentos en los que la imagen y el sonido se quedaban congelados y se reiniciaban a los pocos segundos…
Y es que, indagando sobre Uttopion y viendo qué era necesario tener para poder verlo correctamente, había que tener un procesador Intel Core i5 como mínimo y, para verlo de forma óptima, un Intel Core i7 y que el dispositivo móvil o Tablet debería disponer de conexión 5G… En fin, condiciones que aún no se dan de forma masiva entre los usuarios que no cambian de dispositivos en cuanto sale el último modelo.
Aun así, esta experiencia tecnológica todavía queda a años luz de los directos que ha estado haciendo el Teatro de la Zarzuela a través de Facebook, en la que entrar es sencillo, la imagen y el sonido son espectaculares y reproducibles en cualquier dispositivo en cualquier otra parte del mundo moderno compatible, incluso, con cualquier wifi de hotel (esto lo digo por experiencia propia).
Uttopion, como metaverso, es una gran idea en cuanto a eventos musicales y deportivos. Pero las gráficas y la plataforma en sí aún quedan a mucha distancia de lo que alcanzó su hermana mayor, Second Life, veinte años atrás, y más cerca de las de Roblox en cuanto a la sensación de que se ven bastante “pixelados”. La creación de los avatares es pobre y limitada aún (no olvidemos que Uttopion está aún en construcción, aunque permita la celebración de eventos y ya se hayan vendido todos los terrenos). Por otra parte, el Teatro Real no se quedará atrás y se suma a la evolución tecnológica apuntándose a este sugestivo mundo y acercando su propuesta cultural a todos los sectores. Por los resultados, creo que aún es pronto para cobrar por su uso dado la pobre calidad del resultado.
En cuanto a La nariz, es una obra tan completa, dinámica y divertida que, dirigida musicalmente por Mark Wigglesworth y puesta en escena por Barrie Kosky, hacen de esta una magnífica producción que trasciende toda barrera virtual (si las especificaciones técnicas lo permiten). El trabajo de todo el equipo técnico es soberbio, así como la intervención de los más de 70 personajes, especialmente la interpretación del barítono Martin Winkler como Platón Kuzmitch Kovaliov, el protagonista desnarigado que conquista la atención de todo el mundo, tanto en el escenario como en las butacas (ya sean “digitales” o “analógicas”). La orquesta y el coro demuestran, con su intervención valiente y precisa, una vez más, estar a la altura de apuestas tan atrevidas como arriesgadas.
Quién sabe si, en un futuro no muy lejano, tengamos que vestir a nuestros avatares con sus mejores galas para asistir a las maravillosas producciones de ópera de los grandes teatros de cualquier parte del mundo, o de algún teatro virtual que se abandere como lírico. Crítica: «La Nariz» Real metaverso
17 de marzo de 2023, Uttopion.com (Teatro Real)
La Nariz de Dmitri Shostakóvich (1906-1975) Ópera en tres actos y diez escenas. Libreto de Dmitri Shostakóvich, Yevgueni Zamiatin, Gueorgui Ionin y Aleksandr Preis, basado en la historia homónima de Nikolái Gógol. Estrenada en el Teatro Maly Óperny de Leningrado, el 18 de enero de 1930.
Estreno en el Teatro Real
EQUIPO ARTÍSTICO
Mark Wigglesworth, Director musical. Barrie Kosky, Dirección de escena. Klaus Grünberg, Escenografía e iluminación. Buki Shiff, Vestuario. Otto Pichler, Coreografía. Ulrich Lenz, Dramaturgia. Andrés Máspero, Dirección del coro
REPARTO
Martin Winkler como Platón Kuzmitch Kovaliov; Alexander Teliga como Iván Yákovlevich (barbero)/Encargado de la oficina del periódico/Médico; Ania Jeruc como Praskovia Osipovna (esposa de Iván Yákovlevich)/Vendedora; Andrey Popov como Inspector de policía/Eunuco; Vasily Efimov como Iván (ayudante de Kovaliov)/Jefe adjunto de policía/ Policía/Hombre/Eunuco/Estudiante; Milan Perišić como Lacayo Iván Ivánovich/Estudiante; Dmitry Ivanchey como La nariz/Yarishkin/Eunuco; Margarita Nekrasova como Señora Pelagueya Grigórevna Podtóchina/Parásito; Iwona Sobotka como La hija de la Sra. Podtóchina/Soprano en la catedral/Parásito; Agnes Zwierko como La vieja condesa; Simon Wilding como Centinela/Criado/Empleado/Policía/Señor/Conocido de Kovaliov; Josep Fadó como Policía/Señor mayor/Estudiante; Isaac Galán (Empleado/Policía/Señor/Estudiante); Ihor Voievodin (Empleado/Policía/Especulador/Hijo de la señora respetable/Voz anónima); David Alegret como Pyotr Fyodorovich/Honorable coronel/Estudiante/Voz de mujer; David Sánchez (Empleado/Padre/Dandy); José Manuel Montero (Policía/Hombre/Dandy/Conocido de Kovaliov/Señora respetable); Gerard Farreras como Empleado/Policía/Señor/Hijo de la señora respetable/Conocido de Kovaliov; Roger Padulles como Policía/Señor/Estudiante; Luis López Navarro como Empleado/Policía; Néstor Pindado como Empleado; Juan Noval como Policía/Señor/Estudiante; Cristian Díaz como Empleado/Estudiante; Cristina Herreras como Madre; David Villegas como Hijo/Recién llegado; Íñigo Martín como Hijo/Recién llegado; Claudio Malgesini como Cochero; Ígor Tsenkman como Taxista; Anne Igartiburu como Presentadora.