Nicolás Piquero
La programación del Auditori de Barcelona ofrece muchos ciclos variados en temática y uno de ellos que esta temporada se ha ampliado más allá de lo que otros años llenaba Savall y sus huestes es el dedicado a la Música Antigua que se presenta muy interesante y del cual iremos dando noticia.
La inauguración del mismo correspondió a Robert King que con su grupo vocal e instrumental The King’s Consort ofreció un programa Purcell en dos partes llenos de belleza y pulcritud formal.
La primera parte se abrió con lo que podríamos llamar un Anthem pagano “Why, why are all the muses mute?” que celebraban la vuelta a Londres del rey y su reciente victoria sobre una sublevación interna.
Una composición de poco más de media hora en la que la alternancia de solos con ritornellos de coro con algún trío y dúo nos iba contando las gestas del Cesar romano como figura poética del rey británico Jaime II. A destacar las intervenciones del tenor Charles Daniels que con una voz no excesivamente bella supo hacernos llegar el ambiente de calma que escribió Purcell para el inicio tan atípico de esta composición con un solo de tenor lleno de melancolía en contra del triunfalismo que sería más normal en este tipo de composiciones y que nos hizo recordar otro comienzo igualmente pacífico en la voz de otro tenor solista con el que se abre el Mesias de otro compositor inglés de adpopción G.F.Haendel.
Después de este entremes llegó el plato fuerte con la ópera compuesta para la residencia femenina de Josias Priest en 1687 estrenada en julio del año siguiente.
Obra distribuida en tres actos y cinco escenas se ofreció en versión concertante con alguna licencia teatral destacando pequeños movimientos escénicos que con acierto sirvieron para dinamizar la pasividad de una versión únicamente de concierto.
El solista que había de desempeñar el papel de Aeneas se cambió por un Bajo del coro que salió airoso del empeño en sus breves pero comprometidas intervenciones.
Igualmente los otros solistas de la obra fueron interpretados por miembros del coro destacando especialmente la Belinda de Julia Doyle, la maga del contratenor Robin Blaze asi como las dos brujas.
Lorna Anderson interpretó una Dido distante soberbia al principio que se desvanece en la última escena tras ser abandonada, y esto lo consiguió de una manera muy acertada la soprano que sin embargo mostró a lo largo de su intervención algunos problemas vocales en la emisión y ataque de determinadas notas del registro medio agudo que no empañaron una interpretación muy sofisticada.
Robert King no sólo dirigió y concertó con suma expresividad y acierto cada momento buscando colores e intensidades adecuadas al texto que se estaba cantando sino que al final de la obra recitó con la música de fondo el epílogo de la obra de Tom D’Urfey que siempre me ha gustado porque habla de los que ejercemos este oficio de escribir sobre la música con estas palabras “Esperamos agradar…pero si algún crítico movido por su ingenio, decide ser severo, que no se le acabe demasiado pronto la paciencia; ya que de aquí a unos años todos seremos iguales”.
Esta propuesta de vernos todos iguales en el más allá me anima a terminar este texto con la misma sensación del concierto de King…con alegría serena y agradecimiento por tanta belleza de composición e interpretación. Thanks Mr Purcell and Mr. King!
Obras de Purcell: “Why, why are all the muses mute?” y la opera “Dido & Aeneas”
The King’s Consorts. Director: Robert King
Auditori de Barcelona. 5 de Noviembre de 2014