Leo Nucci
Teatro Maestranza de Sevilla. 26 Junio 2013.
Estas notas corresponden al que podríamos llamar reparto internacional, con Leo Nuci al frente, y cuyo resultado ha sido un éxito. La prestación y adecuación vocal ha sido superior a la del día anterior, tanto en conjunto como considerados los protagonistas uno a uno.
Más de una vez me he referido al milagro que supone el estado vocal de Leo Nucci. Resulta increíble que a sus 71 años pueda ofrecer semejante frescura vocal. No es un caso único, pero no por eso deja de ser excepcional. A su lado tendríamos que colocar a otros tres gloriosos veteranos de la lírica, como son Plácido Domingo, Edita Gruberova y Mariella Devia. Evidentemente, en las voces de los tres se nota de alguna manera el paso del tiempo, pero también en los tres el estado vocal, en cuanto a frescura y timbre, parece responder a un pacto con el diablo.
Ha habido y hay grandes intérpretes del personaje del Jorobado, pero muy pocos son los que han llegado a tal identificación con Rigoletto como la que ha conseguido a través de los años Leo Nucci. El italiano no interpreta, sino que es Rigoletto desde el momento que pone el pie en el escenario. Todas las frases – más aún, todas las palabra y hasta las sílabas – tiene una intención perfectamente definida. Incluso su gestualidad responde a una excepcional interiorización del personaje. En estas condiciones no hace falta sino que la voz le acompañe para que su interpretación sea inolvidable. Y la voz le acompaña de principio a fin. Claro, que no es la misma voz de hace diez años, pero tampoco es mucha la diferencia. Se nota en algunas ocasiones una ligera inestabilidad en la emisión,
pero cualquier defecto queda siempre arrinconado con el magisterio de su interpretación. Han sido muchas las veces que le he visto a Leo Nucci en Rigoletto desde aquella primera vez en Bilbao hace ya casi 30 años. Tengo que decir que hoy es mucho más convincente en el personaje que entonces y en todos los sentidos, hasta en el aspecto puramente vocal. Lamentablemente, no entra dentro de la lógica que pueda durar mucho tiempo en este estado, pero esperemos que la salud y la voz le respeten para que podamos volver a disfrutar con su Rigoletto dentro de cuatro meses en Bilbao.
Jessica Pratt y Leo Nucci
La soprano australiana Jessica Pratt se ha convertido en una de las realidades más interesantes de la lírica y lo ha hecho siguiendo un camino nada fácil, ya que su carrera se ha desarrollado en Italia y en teatros de segunda fila, hasta que el éxito ha llamado a su puerta y hoy es una de las sopranos más demandadas en su repertorio. Estamos ante una soprano lírico-ligera, que me recuerda mucho a la joven June Anderson, aunque su instrumento sea más corto en el centro y en las notas graves. La voz es muy atractiva, con gran homogeneidad de color a lo largo de la tesitura, con buenas dosis de expresividad y excelente técnica. La voz es algo reducida en el centro, pero se abre muy bien en la zona alta, con agudos amplios y perfectamente timbrados. Donde resulta más cortita es en la zona baja. Con estas características, es claro que estamos ante una intérprete prácticamente ideal de Gilda, ya que es más que una pura soprano ligera y canta estupendamente.
Celso Albelo tiene todo el brillo en su voz y toda la insolencia en su interpretación para convencer en el Duque de Mantua. No es un intérprete tan refinado como lo fue Ismael Jordi el día anterior, pero es mucho más convincente en el personaje que el jerezano. Hoy en día Celso Albelo es uno de los 5/7 Ducas más interesantes del momento, aunque su interpretación tenga tendencia a quedarse un tanto en la superficialidad. Las notas
altas no le crean ni el más mínimo problema, como lo pudo demostrar en el final de la cabaletta del segundo acto. Es una pena que Pedro Halffter no hubiera insistido en la necesidad de repetir las cabalettas, que para eso fueron escritas.
Leo Nucci y Celso Albelo
Repitió su sonoro Sparafucile el bajo ruso Dmitry Ulyanov, que hizo una notable exhibición de fiato en el final del dúo con Rigoleto en el primer acto. Bien de nuevo María Jose Montiel como Maddalena.
En los personajes secundarios no hubo ninguna novedad.
La dirección de Pedro Halffter siguió los derroteros del día anterior y tuvo el mérito de apoyar bien a los cantantes, que fueron perfectamente audibles en todo momento.
Nada tampoco que añadir a lo escrito ayer sobre la producción escénica de Stefano Vizioli.
El Maestranza ofrecía una entrada que no pasaría del 90 % de su aforo. No deja de ser llamativo que el público haya mostrado sus preferencias a la hora de pasar por taquilla por el reparto andaluz. Acogida triunfal a los protagonistas, especialmente a Leo Nucci, que bisó la Vendetta por “exigencias del guión”.
La representación comenzó con 8 minutos de retraso y tuvo una duración total de 2 horas y 55 minutos, incluyendo dos intermedios y el mencionado bis. Duración puramente musical de 2 horas y 3 minutos. Los triunfales aplausos finales se prolongaron durante 7 minutos, a los que habría que añadir los 4 minutos de ovaciones en las Vendettas.
El precio de la localidad más cara era 105 euros. En los pisos superiores los precios oscilaban entre 65 y 90 euros. La localidad más barata costaba 43 euros. Es una estupenda relación precio-calidad.
José M. Irurzun