Capella de Ministrers, un viaje musical al Medievo en Les Arts

Capella de Ministrers Por Pedro Valbuena

Madre de Deus es el aclaratorio título que Capella de Ministrers ha dado a su nuevo espectáculo. Se trata de una recopilación de cantos dedicados a la Virgen María que provienen de diferentes puntos de la geografía española, pero más concretamente de la tradición mariana mediterránea. Cronológicamente abarca tres siglos (del XIII al XV) en lo que podría llamarse el estilo bajo-medieval. La selección de obras incluye melodías provenientes de las Cantigas de Santa María, recopiladas por Alfonso X, del Misteri d´Elx, del Llibre Vermell de Montserrat y, cerrando el concierto, se escuchó el apocalíptico Santa Maria, intercede por nosotros del Canto de La Sibila.

La música medieval se conserva, en términos generales, de una forma muy embrionaria. Solamente la línea principal suele estar anotada de forma rudimentaria bajo el texto a cantar y, en la mayoría de casos, se trata de sencillas reglas mnemotécnicas que ayudaban a recordar las melodías. Es por tanto una forma de grafía musical muy imprecisa. Prácticamente nada se conserva respecto a instrumentaciones, matices o dinámicas, por lo que toda interpretación actual, por muy filológica, histórica y musicalmente informada que esté, no deja de ser poco más que una fabulación sobre aquello que debió sonar hace nueve siglos.

Capella de Ministrers                                                                                                © Miguel Lorenzo – LesArts 2021

Por ello, los intérpretes actuales que se acercan a este repertorio suelen montar sus espectáculos sabedores de que lo que atrae al público está más relacionado con lo mistérico, lo atávico y, si se me apura, lo morboso, que con los aspectos puramente musicales. Los preceptos estéticos que rigieron la creación de la música medieval se encuentran muy lejos de los nuestros, que comenzaron a fijarse a partir del Renacimiento. Desde el punto de vista artístico, la Edad Media aún está contemplada desde la óptica del Romanticismo, y esto nos lleva, indefectiblemente, al concepto de fantasía medieval.

Capella de Ministrers nos ofreció esta tarde una de estas fantasías. A un nutrido arsenal de instrumentos musicales se unió una serie de exclamaciones, cantos y algaradas que rayaron en lo cómico, quizá porque se profirieron sin demasiada convicción o con escasa energía, que viene a ser lo mismo. El tintinabulum, que se utilizó en exceso, no se trató como un instrumento musical sino como un elemento ambiental, creador de atmósferas pseudomísticas al igual que gran parte de la variada percusión. El efecto fue un deambular sonoro entre las músicas populares de media Europa y los bares folkies de la otra media.

Elia Casanova es una soprano muy avezada en el terreno de la música barroca y su voz tuvo que reducirse prácticamente a la emisión natural para adaptarse al repertorio. Estuvo afinada y muy  elegante, entró sin titubeos en cada una de sus intervenciones y dio vueltas alrededor de los músicos en un intento de distraer del tedio, la lentitud y la rigidez que producían algunos pasajes. Fue esta la única concesión al movimiento escénico en todo el concierto. Los músicos dirigidos por Carles Magraner cumplieron su papel con profesionalidad, si bien en las posturas corporales de algunos de ellos se veía cierta laxitud, hasta el punto de que un cambio inopinado de compás les pilló desprevenidos. Hubieron de cantar, imprecar y hacer una exhibición de cachivaches que no sonaron siempre afinados. Los pasajes heterofónicos entre la viola y la flauta estuvieron bien ensamblados, y el final del espectáculo, muy bien urdido, la voz se quedó sola en mitad del escenario, dejando en el aire una frase para la reflexión.

Capella de Ministrers                                                                                                © Miguel Lorenzo – LesArts 2021

Fue una velada interesante en muchos aspectos, sobre todo en lo relativo a la organología, y el público acudió al reclamo de la Capella de Ministrers llenando más de tres cuartas partes de la sala. Golpe maestro cuando, en la propina, se invitó al público a cantar a modo de pequeño responso. Supongo que también es obligación mía reseñar que el respetable afinó exquisitamente, pero que se aplaudió a sí mismo con excesivo entusiasmo.

No cabe duda de que es un lujo que, en la programación de una entidad tan prestigiosa como Les Arts, haya cabida también para la música antigua. Estamos deseosos de seguir disfrutando de este estupendo ciclo.

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Valencia. 26 de noviembre de 2021. Les Arts. Teatre Martín i Soler. Capella de Ministrers. Elia Casanova, soprano. Carles Magraner, violas y dirección. Opera World