Estreno Mundial de la Ópera de Melesio Morales

Con llenos totales, la Orquesta Sinfónica del Estado de Puebla conducida por el laureado director concertador Fernando Lozano y con la contribución vocal del coro normalista de Puebla dirigido por el maestro Jorge Altieri, los días 4 y 6 de septiembre, efectuaron con entereza y patriótico aire, el estreno mundial de la ópera Anita de Melesio Morales, con un libreto escrito en italiano de Enrico Golisciani, basado en un escrito de Ignacio M. Altamirano.

Anita, protagonizada por la talentosa soprano Enivia Mendoza, cuenta con la asesoría escénica del también dramaturgista, Luis de Tavira, con la dirección musical de Thusnelda Nieto y con la minimalista y a la vez nacionalista puesta en escena de Antonio Salinas, resuelta con cuadros vivientes conformados por ejecutantes escénicos, actores y bailarines, secuencias coreográficas, más elementos de utilería para recrear los espacios de la acción de este drama lírico. A su vez, en el personaje co-protagónico de Gastón D´ Aubray, descubrimos a un tenor pleno en sus aptitudes vocales e interpretativas, el apasionado y destacado intérprete, Rodrigo García Arroyo; como Rodrigo el enamorado no correspondido de Anita tenemos al barítono Alberto Albarrán y, en el personaje de Manuel, el hermano de Anita y amigo de Rodrigo, destaca la presencia del también barítono Jesús Sánchez. Esta ópera sencilla en elementos teatrales, pero rica en sus contenidos significantes, fue producida por Francisco Allende e iluminada por Julián de Tavira. Por cierto, nada de vestuario.

Jorge Barradas García nos comparte en un bonito e informante programa de mano, que Anita, un lunes 1 de Abril de 1867 está leyendo en la sala de su casa, mientras afuera se escuchan disturbios. Llega Rodrigo, compañero de armas de Manuelo, a confesarle su amor no correspondido a Anita. A su vez entera a la protagonista de esta bella ópera, que esa noche atacarán a los franceses, que para ese momento tienen todavía la ciudad sitiada. Anita rememora a su padre quien murió en una batalla previa y para cuya alma aún esperan  ella y los suyos, la venganza. Sola implora para que triunfe el bando mexicano y se libere al fin a México del ejército invasor. De pronto, aparece en su puerta, herido y huyendo de la batalla, Gastone el dueño de su amor. Lo refugia en su casa, le cura las heridas y ambos se declaran su profundo enamoramiento. Al regreso victorioso de Manuelo y de Rodrigo, Anita esconde a su galán Gastone en su propia habitación. Con un brindis Rodrigo festeja la muerte del coronel D’ Aubray. Luego, tras la insistencia de Manuelo para que su hermana acepte a Rodrigo, Anita evasiva pide un día más para responder y aparece en la escena Gastone. Manuelo encara y maldice a su hermana por refugiar al hijo del homicida paterno. Gastone es encarcelado y sentenciado. En medio hay una escena onírica que abre la posibilidad de proseguir su amor Anita y Gastone, en el más allá. En la cárcel, Anita llega para ayudarle a su amado a escapar cubierto con la investidura militar de su hermano, Rodrigo la descubre y le dispara por traicionar a él y a la patria. Antes, Manuelo mata de un disparo al prófugo Gastone. Se escucha una versión del himno nacional mexicano, al que la audiencia respondió entusiasta poniéndose de pie e inclusive, algunos también se unieron al canto efectuado por el coro normalista. Aquí es donde entraría como final triunfal, Porfirio Díaz.

Con su Anita, damos cuenta de un Melesio Morales talentoso en su composición y vibrante en su percepción mexicana. Fresco, nacionalista, apasionado y enjundioso resultado de este muy aplaudido estreno mundial de una ópera que conjuga con gracia y eficacia lo mejor de los ingredientes de la ópera. ¡Inolvidable!