ópera en tres actos
Música de Richard Strauss
Libreto de Hugo von Hofmannsthal
Teatro Colón de la ciudad de Buenos Aires
Función del 18 de Junio de 2013
Richard Strauss es uno de esos compositores que para sus creaciones líricas recurrió a argumentos del más variado origen. Temas bíblicos, mitológicos, crónicas rococó, cuentos fantásticos, autobiográficos y hasta reflexiones musicológicas despertaron su interés y dieron origen a algunas de las más trascendentes obras del repertorio.
Tal heterogeneidad presenta, sin embargo, un hilo conductor y es la reflexión sobre el espíritu humano, por su sentido y sus conflictos esenciales. Detrás del argumento, de las situaciones dramáticas, aparece siempre la voluntad de ver y entender al hombre a través de los distintos conflictos, de los distintos por qué, que van surgiendo a lo largo de la vida.
Contó para ello con libretistas de primer orden y el caso de Hugo von Hofmannstal podría considerarse como ejemplar. La calidad de los textos del poeta están siempre a la altura de la partitura del músico.
El caso de «La mujer sin sombra» resulta paradigmático y nos muestra la maestría con la que ambos creadores trataron un material que a primera vista tiene pocos visos operísticos.
El argumento fantástico que se presenta en escena actúa como una metáfora de cuestiones de una profundidad filosófica trascendente. Cada escena está plagada de símbolos que vuelven concretas a las ideas más abstractas y detrás de una historia de pura fantasía se descubre la reflexión sobre la condición humana. En este sentido podemos establecer un punto de contacto con Die Zauberflüte y así, mientras Mozart se valió de un singspiel para desarrollar el fantástico argumento, Strauss creó una ópera en tres actos con niveles de dificultades tanto en la orquesta como en las voces que la vuelven una de las obras más complejas del repertorio alemán.
El hecho de que, a pesar de su complejidad tanto argumental como estructural no haya vuelto a la pieza un monumento indigerible, nos habla de la maestría del compositor a la hora de administrar recursos e ideas de manera de alcanzar un equilibrio que mantenga la tensión dramática a la par que testimonie su evolución.
El Teatro Colón de Buenos aires ha vuelto a poner en escena «La mujer sin sombra», la que faltaba de su escenario desde 1979, brindándonos el mejor resultado en lo que va de la temporada.
La interesantísima puesta de Andreas Homoki, proveniente de la Nederlandse Opera de Amsterdam, supo aunar la belleza plástica con la significación del texto. De tendencia minimalista y de fuerte connotación simbólica, la escenografía y el vestuario de Wolfgang Gussmann bien iluminados por Frank Evin, crearon el marco propicio para las marcaciones escénicas que eliminaron detalles anecdóticos y apuntaron a la profundidad de la obra.
El elenco estuvo a la altura del desafío, guardando una respetable prestación, con algunas interpretaciones o algunas voces de mayor lucimiento que otras, pero que supieron entregarse y crear un buen espectáculo. Sin llegar a la altura de la Nilsson o la Marton que supieron dar vida a las protagonistas en el «dorado ayer» (para qué comparar…) la calidad de los artistas de estas funciones no es nada desdeñable y de su valor es prueba la cantidad de compromisos que enfrentan en esta temporada en Europa.
En la función que nos ocupa, las intérpretes femeninas tuvieron un rendimiento más destacado que los hombres.
Elena Pankratova nos entregó una esposa de Barak de buen caudal y seguros agudos, con una voz que corre con soltura por la sala y una prestación escénica muy dúctil, aunque un tanto unidimensional.
Por su parte, Manuela Uhl fue una Emperatriz delicada de gratísimo timbre y registro un tanto limitado en los graves pero de buen centro e interesante media voz.
La Nodriza de Iris Vermillion fue encarnada con arte tanto desde lo escénico como desde lo vocal aunque su voz no resulta de la misma calidad en todo el registro.
Jukka Rasilainen como Barak cantó con intención y compromiso aunque se hubiera deseado un caudal mayor para sobreponerse a la densa orquestación y a las dimensiones de la sala.
El Emperador de Stephen Gould no estuvo mal, aunque tampoco se distinguió especialmente. Su voz sonó un tanto despareja aunque con una extensión y un timbre interesantes.
Bravo el Espíritu Mensajero de Jochen Kupfer, logrado por donde se lo mire.
Los restantes personajes fueron servidos con solvencia por cantantes argentinos demostrando, una vez más, cuánto talento guardan nuestros artistas a la espera de espacios en que puedan desarrollarse plenamente.
El Coro de Niños dio cuenta de su calidad y otro tanto puede decirse de la Orquesta Estable, aunque la dirección del Mtro. Ira Levin no dejó de ser convencional, desaprovechando muchas de las sutilezas que entraña la partitura.
Una sala colmada ovacionó a los intérpretes tras este afortunado retorno de «La mujer sin sombra» al escenario del Colón.
LA MUJER SIN SOMBRA
Música de Richard Strauss
Libreto de Hugo von Hofmannstal
El Emperador….Stephen Gould
La Emperatriz….. Manuela Uhl
La Nodriza……….Iris Vermillion
Barak………………Jukka Rasilainen
La esposa de Barak….Elena Pankratova
Espíritu mensajero….Jochen Kupfer
Guardián del Templo… Marisú Pavón
Aparición de un Joven… Pablo Sánchez
Voz del Halcón……. Victoria Gaeta
Hermano tuerto de Barak….Mario De Salvo
Hermano manco de Barak…Emiliano Bulacios
Hermano jorobado de Barak… Sergio Spina
Voz de lo Alto……. Alejandra Malvino
Séquito de espíritus….. Marisú Pavón, Florencia Fabris, Guadalupe Barrientos, Oriana Favaro, Carla Paz Andrade, Victoria Gaeta, Vanesa Tomás, Cintia Velázquez, Alejandra Malvino, Cecilia Jakubowicz, Celina Torres, Verónica Cano.
Voces de los niños no nacidos…. Marisú Pavón, Oriana Favaro, Victoria Gaeta, Carla Paz Andrade.
Coro Estable y Coro de Niños del Teatro Colón
Orquesta Estable del Teatro Colón
Dirección…. Mtro. Ira Levin
Dirección de escena…. Andreas Homoki
Escenografía y vestuario…..Wolfgang Gussmann
Iluminación……..Frank Evin
Función del 18 de Junio de 2013
Teatro Colón de la Ciudad de Buenos Aires, Argentina.
por el Prof. Christian Lauria