Vista de la fachada de la Opera de Viena. EFE/Archivo
Por: Antonio Sánchez Solís
Romper el aura de elitismo que rodea a la ópera, que el gran público no le tenga miedo y tender puentes con la sociedad centran la conferencia que los principales teatros líricos de Europa celebran desde hoy en Viena.
Bajo el nombre de «Ciudadanía», representantes de 86 escenarios de ópera de 32 países analizan hasta el domingo qué aportan y qué reciben de la sociedad en su conjunto, qué modelos de gestión pueden hacer esa relación más fluida y cómo evitar que la ópera sea vista como un arte exclusivo para un cerrado círculo de aficionados.
«La ópera va de sexo, religión y política. Y son asuntos muy contemporáneos. Es potencialmente muy interesante para cualquiera. Es la imagen lo que tenemos que cambiar», analizó para Efe Katherine Heid, de la directiva de Reseo, una organización que agrupa a profesionales de la educación en ópera y ballet.
Reconoce que en algunos países puede ser muy difícil descubrir el mundo de la música lírica sin alguien que «te lleve de la mano».
«Pasas por delante de un edificio muy bonito pero piensas no es para mí, porque ves a gente entrando con ropas bonitas, oyes que están cantando en italiano, es caro. Te asustas o crees que va a ser aburrido», resume la responsable de Reseo, institución coorganizadora de las conferencias.
Propone como solución programas de «tutorías» para que gente que conoce la ópera ayude a otros a descubrirla.
Lo que sí rechaza esta sicóloga y bailarina es cambiar la esencia de la ópera, hacerla más «moderna» a costa de bajar su nivel de calidad.
«Lo que tenemos que hacer es educar a la gente y abrirla (la ópera) en el sentido de no darle a la gente la sensación de que no son bien recibidos», dijo Heid, quien destacó que, al igual que hay una literatura infantil y juvenil, se está desarrollando también una ópera dirigida a estos públicos.
Una apertura a la que han ayudado las posibilidades de difusión de la música, desde el gramófono a las actuales descargas de temas «online», aseguró Nicholas Payne, director de «Opera Europa», el foro de comunicación y debate que da servicio a 127 compañías de ópera y que organiza bianualmente esta reunión.
Payne reconoció que ese miedo a la ópera no ha desaparecido del todo y que para disfrutar de esta música es preciso tener un cierto conocimiento, algo que equiparó a otros ámbitos de la sociedad.
«Se disfruta el fútbol más si sabes los detalles del juego», comparó.
Como ejemplo de ese mayor alcance que puede tener la música lírica, resaltó a España por ser un país en el que hace unos años apenas había representaciones operísticas.
Sin embargo, recordó, desde finales de los años novena, tras la reconstrucción del Liceu de Barcelona y la reapertura del Teatro Real de Madrid, ha aumentado tanto el número de representaciones, como la audiencia.
«Lo que encuentro preocupante sobre los recientes recortes en España es que amenazan con hacer retroceder algo que era un fantástico renacimiento de la ópera», advirtió Payne.
Un aviso que hizo también, hablando en general, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, gran amante de la ópera, y encargado del discurso inaugural de la cita vienesa.
Aunque el político portugués se refirió a la necesidad de una consolidación de las cuentas públicas, pidió que eso se haga con inteligencia.
«Los recortes económicos en educación no son inteligentes» porque es necesario proteger la cultura, la ciencia y la investigación para lograr una sociedad que permita la igualdad de oportunidades, dijo.
«No hay nada más europeo que la ópera», aplaudió Barroso en su discurso, en el que insistió en que la cultura en general es el cemento de la Unión Europea.
Durante las cinco jornadas de estas conferencias se analizarán asuntos como la evolución de la ópera en tiempos de crisis económica, el impacto del teatro lírico en la sociedad y también el efecto económico que los teatros tienen en sus ciudades.
Aunque éste último informe aún no está completo, uno de sus autores, Félix Losada, de la auditora Deloitte, adelantó a Efe que el Teatro Real de Madrid está entre los primeros escenarios en cuanto al impacto económico positivo para su ciudad.