El tenor recupera obras inéditas del compositor dieciochesco Manuel García
El eminentísimo tenor Javier Camarena, que tenía que haber debutado en Les Arts (de Castellón no se me ocurre hablar) hace cuatro años pero que al final, así a pie de escenario, tuvo que ser sustituido por un siempre eficaz Gregory Kunde, acaba de grabar un nuevo disco para el sello Decca, que auspicia su madrina artística la celebérrima Cecilia Bartoli.
Camarena es un cantante de facultades casi sobrenaturales sobre todo en el registro agudo. Lo pude percibir en su debut en 2014 en «La fille du regiment» en el Real con la célebre aria «Ah! Mes amis quel jour de fête» de los nueve Do sobreagudos que tuvo que bisar, siendo el segundo divo en repetir un aria (el primero fue Nucci) en el coliseo madrileño y lo ratifiqué este año en «Lucia de Lamermoor» en el mismo local. Canta con sensibilidad y con una emisión clara y nítida, emitida con el aire en los senos nasales hacia el frontal y un registro uniforme que lo hace especialmente adecuado para el repertorio belcantista. En su corta pero exitosísima carrera de once años, ha grabado nueve discos y cuatro DVD. De sus actuaciones en los primeros templos mundiales de la ópera no quiero ni hacer mención: están todos.
Pues bien. Vamos al disco que nos ocupa, se titula «Contrabandista», un título extraño publicitariamente hablando, pero tal vez por ello especialmente atractivo por lo inusual del título que refiere una ópera del tenor y compositor español del siglo de las luces Manuel García, muy poco conocido del gran público pero que ahora merced a la publicidad que le ofrece el registro del divo mexicano, lo será y mucho. Junto a cinco obras de este cantante y autor sevillano se incluyen otras de Rossini y Zingarelli ambos de la misma época, pero no exactamente de la misma generación. En otras palabras, obras belcantistas en las que importa la emisión pura, las agilidades la facilidad en el registro superior, la limpieza en la emisión y la pulcritud en el fraseo, cualidades todas que adornan la técnica de Camarena.
Acompañado por una orquesta de instrumentos de época, «Les musiciens du prince» bajo la rectoría de Gianluca Capuano y contando con la colaboración de su mentora Cecilia Bartoli en el dúo de «Armida», Camarena ofrece una lección de primor interpretativo y de intención en el fraseo. Ha ofrecido una especial dignidad a las obras del compositor español y las ha puesto a nivel para que otros colegas de su cuerda las lleven en su repertorio, se ha enquimerado con el aria (pocas veces interpretada) del conde Almaviva en el final de «Il barbiere di Siviglia», ha cantado con una intención exquisita «La dai regni» de «Giulietta e Romeo» de «Zingarelli» y ha puesto a prueba todas las condiciones de su bien decir y sus facultades en el aria, asimismo Rosiniana, de «Ricciardo e Zoraide». Es muy seductora la participación con la Bartoli en la que la morbidez de la voz de la romana, conjuga con la emisión pulcra del mexicano en una combinación con una química especial de sensibilidades y exquisiteces canoras.
Antonio Gascó