Dama de picas Scala Por Bernardo Gaitán
Cuando hace casi un año, durante la tan ansiosa conferencia de prensa en la sala amarilla del Teatro alla Scala se anunciaron los títulos que conformarían la temporada 2021-2022, nadie podía imaginar la lamentable situación en la que se vería envuelto un icónico título como Pikovaya Dama, castellanizado como La dama de picas. La obra maestra rusa creada por “los Tchaikovsky” –Pyotr Ilyich en la música y su hermano Modest en el libreto– fue estrenada en 1890 en el Teatro Mariinski de San Petersburgo y desde el 2005 no se presentaba en el legendario teatro italiano. Dama de picas Scala
Mientras el polémico director ruso Valery Gergiev levantaba su batuta durante la primera función el 23 de febrero, los bombarderos de sus compatriotas se preparaban para atacar la frontera de la parte ucraniana esa misma madrugada. Esto hizo que el superintendente del teatro, el francés Dominique Meyer y Giuseppe Sala, alcalde de Milán, le exigieran a Gergiev, amigo de Putin, que condenara públicamente la invasión, o de lo contrario cancelarían el resto de sus presentaciones en el teatro y en la ciudad, imponiéndole un exilio artístico italiano. El plazo se cumplió y el director moscovita nunca se pronunció, por lo que La Scala designó al jovencísimo Timur Zangiev, también ruso y de tan solo 27 años, para que lo sustituyera en las cuatro funciones siguientes.
El valor musical de Zangiev es incalculable pues –aunque nos pese– abrevó lo mejor de su mentor, Valery Gergiev, de quien fue asistente personal. Su batuta es tremendamente precisa y emotiva, dura y blanda cuando se necesita. Si la partitura requiere melancolía y sentimiento como en los dúos ‘Moi milenki druzhok’ (Mi tierno amigo) y ‘Uzh vecher, oblakov pomerknuli kraya’ (Es de noche, las nubes se difuminan) su interpretación arranca suspiros; pero cuando las notas tchaikovskianas piden un desborde de potencia como en ‘O poshchadi menya!’ (¡Oh, protégeme!) o el final del segundo acto, Zangiev es capaz de desbordar brío con un volumen imponente de la orquesta. El ya consagrado concertador además cuidó a sus cantantes como nadie. Fue capaz de saber el límite sonoro de cada uno de los miembros del elenco para no apocarlos nunca con un exceso de decibelios.
En el escenario, interpretando a Lisa estuvo Asmik Grigorian. La soprano lituana es poseedora de una voz rica en armónicos y una pulcrísima línea vocal. Sus agudos son sonoros y cuidados, su cambio de registro es imperceptible, ofreciendo una muy correcta interpretación, mientras que en la parte actoral, gracias a su talento y a su estética, fue igualmente cumplidora. Durante los dos primeros actos Grigorian estuvo conteniendo toda su energía para entregarse plenamente en ‘Akh! istomilas ya goryem’ (¡Ah, la pena me ha agotado!), siendo aplaudida por varios minutos y piropeada con numerosos “Brava” desde el impredecible loggione. Dama de picas Scala
Su ‘enamorado’ Hermann fue encarnado por Najmiddin Mavlyanov, quien cumple en el rol. Su voz podría catalogarse como de baritenor, por su muy acorpado y pastoso color. El tenor uzbeko mostró dificultades en el registro agudo, mientras que en la parte central es cálido. Cabe mencionar que fue en la escena final del juego de cartas y la muerte donde actoralmente destacó más gracias a su capacidad de recitar-cantando. En la parte masculina quien sobresalió fue Alexey Markov como un muy elegante Principe Yeletski. Con su robusta, maciza y armónica voz, el barítono ruso interpretó con pasión y solidez el aria que todos esperaban ‘Ya vas lyublyu’ (Te amo con locura).
Julia Gertseva llenó de misterio el teatro con una Condesa siempre sobria, fría y petulante como la describe el libreto. La mezzosoprano nacida en la entonces Leningrado enterneció igualmente a la audiencia con su versión llena de añoranza de ‘Je crains de lui parler la nuit’ gracias a sus deliciosos matices y a la fuerza de su interpretación. Importantes y trascendentales fueron los desempeños del barítono siberiano Roman Burdenko como el Conde Tomski, del tenor petersburgués Yevgeny Akimov como el oficial Chekalinsky y de la soprano rusa Elena Maximova como Polina; todos con una calidad tanto actoral como vocal muy loable. Dama de picas Scala
Mención aparte requiere el Coro del teatro, que sin lugar a dudas ha ofrecido en esta dama de picas la mejor interpretación que se le ha escuchado en los últimos años. El trabajo de Alberto Malazzi al frente de la agrupación fue perfecta y digna de grabación. La escena de la taberna y la oración a capella al final de la ópera fueron de una belleza abrumadora. Dama de picas Scala
La puesta en escena firmada por el regista alemán Matthias Hartmann fue inhabitual, pues ofreció una propuesta diferente para cada acto. Cada uno pareciera haber sido concebido por un regista diferente, a lo que contribuyó su compatriota Volker Hintermeier, diseñador de la escenografía. El primer acto contaba con todas las características de los títulos de Andreas Homoki, todo obscuro y en vestuarios completamente negros concebidos por Malte Lübben. A todas luces parecía una puesta contemporánea, pero al abrirse el telón para la fiesta del segundo acto, encontramos toda la esencia de las puestas tradicionales, llena de elementos de época y vestuarios ampones que bien podrían haber sido diseñados por Liliana Cavani. Para el tercer acto, se podría apostar que había intervenido la mano de Damiano Michieletto por su sofisticado modernismo y elegancia, sobre todo en la escena en la recámara de la Condesa. La iluminación de Mathias Märker aportó un toque singular, quien, con un violento cenital, impactó con el cruel y realista suicidio de Lisa, así como en la ingeniosa escena del final de la ópera, con el cuerpo de Hermann tendido en la barra del bar.
Queda demostrado que presentar, en el actual contexto, óperas rusas de este nivel puede contribuir a evidenciar que no todos los rusos son representados por una sola persona. Tchaikovsky, o Zangiev, nos dan la pista de cómo debemos mirar a Rusia, pues son ellos, junto a todo el cast de esta producción, quienes en realidad representan a esa nación. Es con arte, con emociones y con sentimientos, como verdaderamente se puede conquistar algo o a alguien; una orquesta o un coro cantando al unísono, haciendo música, tienen más fuerza que todas las armas del mundo juntas. Dama de picas Scala
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Teatro alla Scala de Milán, Pikovaja Dama (La dama de picas), 13 de marzo de 2022. Hermann, Najmiddin Mavlyanov. Conde Tomskij, Roman Burdenko. Principe Eleckij, Alexey Markov. Čekalinskij, Yevgeny Akimov. Surin, Alexei Botnarciuc. Čaplickij, Sergey Radchenko. Narumov, Matías Moncada. Maestro de cerimonias, Brayan Ávila Martínez. Condesa, Julia Gertseva. Lisa, Asmik Grigorian. Polina, Elena Maximova. Institutriz, Olga Savova. Maša/Prilepa, Maria Nazarova. Milovzor, Olga Syniakova. Orquesta y Coro del Teatro alla Scala. Coro de Voces Blancas de la Accademia Teatro alla Scala. Director, Timur Zangiev. Maestro del coro, Alberto Malazzi. Maestro del Coro de voces blancas, Marco De Gaspari. Regia, Matthias Hartmann. Escenografía, Volker Hintermeier. Vestuarios, Malte Lübben. Iluminación, Mathias Märker. Coreografía, Paul Blackman. Asistente dirección, Marco Monzini. Nueva producción del Teatro alla Scala.