Crítica: «Il barbiere di Siviglia» en La Scala de Milán

Crítica: barbiere Siviglia Scala Por Bernardo Gaitán

Desde su estreno en 1816, uno de los títulos que siempre ha estado presente en la cartelera de los teatros italianos es Il barbiere di Siviglia de Gioachino Rossini. El chispeante título ha sido presentado en el Teatro alla Scala más 500 veces en más de veinte diferentes propuestas escénicas. Crítica: barbiere Siviglia

Una escena de "Il barbiere di Siviglia" en La Scala / Foto: Brescia e Amisano
Una escena de «Il barbiere di Siviglia» en La Scala / Foto: Brescia e Amisano

Con la intención de fomentar el aprendizaje y dar experiencia a las jóvenes promesas del canto, en muchos de los grandes coliseos liricos del mundo existe un opera studio, un programa académico donde el teatro en cuestión escoge un grupo de estudiantes para prepararles y presentarles en sus producciones profesionales. El Teatro alla Scala, desde el año 2001, tiene en función la Accademia del Teatro alla Scala, en el que los jóvenes cantantes reciben masterclasses con reconocidos artistas y son fogueados en roles secundarios en algunos títulos de la temporada. La primera función tras la pausa veraniega es dedicada íntegramente a mostrar el trabajo de la Accademia, ya que la mayoría del cast de cantantes y toda la orquesta, forman parte de ella.  Se cuenta, en el podio con un director experimentado, y en el escenario un rol (no necesariamente protagónico) es asignado a un cantante experimentado para liderear a los noveles. Para esta temporada 2022-2023 fue el revival de Il barbiere di Siviglia, producción del 2021 firmada por Leo Muscato (reseñada aquí). En esta edición, la regia fue aburrida y por momentos hasta vergonzosa. La propuesta de Muscato está llena de gags y comedia física que funcionaron hace un par de años, pero ahora no. ¿Pudo ser a causa de la escasa experiencia de los pupilos, o que Muscato no supo trabajar con los jóvenes? No se sabe, lo que sí se sabe, es que una obra concebida para arrancar carcajadas no causó la menor gracia. El penoso timing hizo que la propuesta escénica pasara sin pena ni gloria ante el público milanés, quien a pesar de todo vitoreó a los jóvenes intérpretes al final de la función por el gran nivel musical que rescató la función.

Evelino Pidò regresó al podio de la Scala luego de haber cancelado de último momento en 2022 la producción de I Capuleti e i Montecchi tras haberse contagiado de Covid. El aclamado director turinés trató de ofrecer un sinfín de matices y ornamentaciones a los que la orquesta, por desgracia, no respondió. No está por demás recordar que el Barbero es una obra muy difícil de ‘acompañar’ por las variadas dinámicas, la velocidad y la precisión requeridas –dejando de lado las más de 3 horas de duración-, por ende el resultado orquestal se podría definir como decoroso. Las ideas de Pidò fueron definitivamente ingeniosas; lástima que se hayan quedado en el tintero. Esperemos que los jóvenes intérpretes sean capaces próximamente de llevar a término las ideas y propuestas de una batuta experimentada y propositiva. Crítica: barbiere Siviglia

Una escena de "Il barbiere di Siviglia" en La Scala / Foto: Brescia e Amisano
Una escena de «Il barbiere di Siviglia» en La Scala / Foto: Brescia e Amisano

La propuesta de Leo Muscato está relacionada íntegramente con el mundo teatral. Toda la historia acontece físicamente en un teatro y los personajes cuentan con una profesión artística. Ingeniosamente, el coro masculino -cumplidoramente dirigido por Salvo Sgrò– era el grupo de bailarinas del teatro (hombres en tutú); mientras el tenor Pierluigi d’Aloia nos regaló un encantador Conte di Almaviva, que en esta producción era también un director de orquesta. El zagal tenor abordó las difíciles coloraturas con elegancia y precisión, el único inconveniente es la pequeñez de su voz. A pesar de que la versión utilizada (Ricordi, edición crítica de Alberto Zedda) suprime el aria final ‘Cessa di più resistere’, bastó el resto de la función -sobre todo los ensambles- para disfrutar de la musicalidad de D’Aloia. (Chuan Wang alternó el rol las primeras 3 funciones). El ingenioso y siempre presente Fígaro fue muy bien interpretado por Sung-Hwan Damien Park (quien la mitad de las funciones las alternó con Paul Grant). El barítono sudcoreano cuenta con un registro amplio y mayor potencia vocal respecto a sus colegas; sus agudos son decorosos aunque aún hay mucho que trabajar y por su vis cómica fue muy aplaudido, sobre todo tras el celebérrimo ‘Largo al factotum’. Por su parte, Mara Gaudenzi encarnó una correcta Rosina -la prima ballerina del teatro- que lució sus agilidades y agudos ampliamente. La mezzosoprano hizo buena mancuerna tanto con D’Aloia como con Damien Park; de los mejores momentos fueron sin duda el trio “Zitti, zitti, piano, piano” y el dueto “Dunque io son”, (Chiara Tirotta alternó el papel de Rosina en 3 funciones).

El barítono Pierpaolo Martella compartió en 3 funciones el rol con Marco Filippo Romano (el experimentado cantante formó igualmente parte del elenco en la temporada profesional del 2021 y fungió como el cantante de apoyo en esta producción). Martella interpretó un Don Basilio -en esta producción un empresario teatral- con carencias escénicas y vocales. Un rol que definitivamente le quedó grande a Martella, pues escénicamente fue muy desganado y vocalmente mostró muchos problemas en el registro agudo y paradójicamente inaudible en el registro grave. Muy bien logrado fue el tan temido pasaje de canto sillabato del aria “A un dottor della mia sorte”. Por su parte Matías Moncada interpretó a Don Basilio propositivo pero flojo; al bajo chileno también tuvo dificultad para llenar el personaje. La famosa aria de “La calunnia è un venticello” fue aburrida y su participación en la escena “Buona sera, mio signore” fue algo sobreactuada aunque no por iniciativa propia, si no por indicaciones de Muscato (Huanhong Livio Li alternó con Moncada la mitad de las funciones).

Un momento en "Il barbiere di Siviglia" de La Scala / Foto: Brescia e Amisano
Un momento en «Il barbiere di Siviglia» de La Scala / Foto: Brescia e Amisano

La cereza del pastel fue la soprano suiza Nicole Wacker, que debutó en Chiara e Serafina en el Donizetti Festival de Bérgamo el año pasado, quien interpretó una Berta como sucede casi siempre, mucho mejor lograda que los roles protagónicos. Las variaciones en su aria “Il vecchietto cerca moglie” fueron de lo mejor de la noche, ojalá Berta hubiera tenido más participación que su aria di sorbetto; mientras el barítono Giuseppe De Luca, como dicta la tradición ejecutó los roles de Fiorello y el Oficial en todas las funciones.


Milan (Teatro alla Scala), 11 de septiembre de 2023.  Il barbiere di Siviglia 

Evelino Pidó, director musical.  Leo Muscato, director de escena.

Elenco: Pierluigi d’Aloia, Mara Gaudenzi, Sung-Hwan Damien Park, Pierpaolo Martella, Matías Moncada, Nicole Wacker, Giuseppe De Luca.