Hasta el último tímpano del Liceu, La Favorite con Clémentine Margaine, Michael Spyres y Ante Jerkunika.

Foto: ©A Bofill

El Liceu concluye la temporada 17/18 escogiendo un elenco vocal no sólo capaz de vadear la inane escollera escénica y dramatúrgica de esta hosca producción de La Favoritedel 2002, sino capaz de hacerse por completo con la atención y el beneplácito de la sala. Margaine, Spyres, Jerkuniza y el propio director musical ciertamente logran que la partitura de Donizetti  erosione ese arisco risco pivotante que se presenta sin más complejidad como monasterio en Santiago de Compostela, Isla de León y escalonado salón del Alcázar de Sevilla.

Brava la noche de la mezzosoprano francesa Clémentine Margaineen el rol de la favorita del rey Alfonso XI de Castilla. Su atribulada Leonor de Guzmán no cejó en lo dramático ni en un canto rico y labrado lo largo de una tesitura consistente y capaz de proyectarse hasta impactar el último tímpano del Liceu. Impecable también a la hora de atemperarse y empastar los dos soberbios dúos con  Michael Spyres en el rol de su enamorado Fernando. El estadounidense perfiló con nitidez desde el principio al personaje humilde y a la vez soberbio respecto al amor y al honor que dicta el libreto. Y lo hizo con un fraseo y ornato elegantes,  y un desarrollo bellamente ajustado al suave ascenso hacia los agudos propios del estilo francés de esta ópera. Ante Jerkunica hace una impactante interpretación como prior del monasterio del que renuncia Fernando al arrancar la ópera, un Baltasar con una abrumadora voz de bajo capaz de todo un despliegue de autoridad musical muy afín a la autoridad moral con la que su personaje condena ante la corte a la amante del rey y lo obliga a rechazarla. Más distante resultó el Alfonso XI encarnado por Markus Weba, aunque hay que decir que no resulta ajeno a lo que se espera de este rey  socavado por sus promesas y temeroso de Dios.

Cumplieron Miren Urbieta-Vega como la confidente de Leonor, Inés; Roger Padulléscomo el oficial del rey, Gaspar;Jose Luis Casanova en su fugaz aparición, y el coro. Todo ello bajo la intensa batuta de Patrick Summers, que optó por desplegar la partitura completa de la versión francesa pese a no contar con un cuerpo de ballet. El resultado es que esas piezas musicales “exentas” de narrativa visual segmentaban la historia más que resolver la continuidad entre actos que cabe esperar de los interludios de ballet; pero en cualquier caso, puesto que de una noche para disfrutar de la música se trataba, bienvenidos fueron.

Félix de la Fuente