De todos es sabido que la industria discográfica está en caída libre en cuanto a número de ventas por la consolidación de las plataformas digitales de escucha musical como Youtube o Spotify, por citar las más conocidas y utilizadas por todos. La Universal (Deutsche Grammophon y Decca) no es ajena a esta realidad, y a causa de ello ha implantado hace no demasiado tiempo una política de promoción diferente que consiste en dejar de suministrar las novedades discográficas en formato físico (CDs y DVDs) a revistas y medios especializados en música clásica u ópera, como es Opera World, proporcionando en su lugar los audios de cada disco y sus correspondientes libretos a través de una página propia de descargas. Ante esta nueva situación, los críticos de discos trabajamos ahora escuchando las pistas y leyendo la información de los compactos en nuestros ordenadores, lo que, a no ser que los eliminemos una vez disfrutados, supone un almacenaje de gigas nada desdeñable en las memorias de los mismos, pues como es suponer los tracks se encuentran en la máxima calidad sonora posible, y por tanto ya no tenemos la oportunidad de poseer el disco físico como pago en especie para engrosar nuestra discografía personal a no ser que lo adquiramos en el mercado. Los nostálgicos coleccionistas van a tener que desembolsar un dinero a partir de ahora ante la falta de benevolencia de la principal casa discográfica mundial.
Las reediciones es la salida más frecuente que ofrece el marketing a esta crisis del sector discográfico. Como es el caso de la que aquí presentamos, Mozartissimo, el nuevo álbum del tenor mexicano Rolando Villazón que no es tal, ya que por una parte recoge todas las arias de las seis óperas mozartianas que hasta el momento ha llevado al disco en Deutsche Grammophon entre 2012 y 2019 de la mano del director Yannick Nézet-Séguin, que dirigió a dos orquestas de cámara a las que el franco-canadiense imprimió flexibilidad, enérgicos ataques y gran transparencia instrumental, la Chamber Orchestra of Europe y la Mahler Chamber Orchestra, y que hay intención de seguir grabando nuevos títulos del de Salzburgo como por ejemplo Idomeneo. Tenemos por tanto la trilogía Da Ponte (Las bodas de Fígaro, Don Giovanni y Così fan tutte), La clemenza di Tito y los dos singspiels: El rapto en el serrallo y La flauta mágica. Además, se incluyen tres fragmentos de concierto del delicioso álbum que el mexicano grabó junto a Antonio Pappano y la London Symphony Orchestra (reseñado aquí), entre ellos el recitativo y aria “Misero! O sogno o son desto?”… “Aura che intorno spiri”, donde el mexicano se mueve con facilidad por todas las exigencias técnicas y expresivas de la página, un auténtico alarde de facultades teatrales.
En La flauta mágica, Villazón se metió en la piel de Papageno, personaje como se sabe destinado a un barítono, un experimento vocal un tanto discutible que ya comentamos ampliamente en esta reseña de todo el registro. Curiosamente, es el único título donde la selección de fragmentos cuenta con otros cantantes, concretamente dos femeninas, la soprano Christiane Karg en el papel de Pamina, de bello timbre, junto a Villazón en el dueto del primer acto, “Bei Männern, welche Liebe fühlen”, o la soprano Regula Mühlemann en el dúo de Papageno y Papagena. Asimismo, aparecen las voces de tres integrantes del Aurelius Sängerknaben Calw en toda la escena del segundo acto que lleva a ese citado dúo, la de la tentativa de suicidio del infeliz pajarero.
No vamos a descubrir ahora las capacidades de Rolando Villazón para cantar la música del compositor salzburgués, un artista comprometido con cada incursión mozartiana que realiza como manifiesta su amor confeso a sus óperas, como bien atestiguan estas grabaciones, y al aficionado le podrán gustar más o menos sus recreaciones y considerará la mayor o menor adecuación de su vocalidad a cada personaje, pero por lo general el color es indudablemente hermoso, con línea de canto siempre elegante y atenta al legato, así como una dicción tanto italiana como alemana envidiable. Así, de la trilogía Da Ponte, su Don Ottavio tiene ensoñación en “Dalla sua pace” y virilidad en “Il mio tesoro”. Ferrando va en la misma línea en un aria como “Un’aura amorosa”, cuya cálida expresión potencia Villazón con refinado fraseo y mezza voci. El mexicano sabe aportar el necesario énfasis contrastante en “Tradito, schernito”. No está escaso de expresión bufa su Don Basilio en “In quegli anni”, otro terreno donde el cantante mexicano se mueve bastante bien, como demuestra también en el aria de concierto “Con ossequio, con rispetto”. Al personaje de Belmonte le confiere la nobleza, extroversión y encanto a través de sus cuatro páginas en solitario. Por último, el emperador Tito, donde en ocasiones, como su Papageno, oscurece levemente su timbre respecto al resto de interpretaciones, tiene el empaque y la dignidad que requiere en sus tres arias, de la que destacamos “Se all’impero”, por su elevada exigencia y variedad vocal.
Selección mozartiana especialmente recomendable para todos aquellos que no hayan tenido acceso a los registros completos de estas óperas de Mozart que permite comprobar cómo a lo largo de los últimos años el tenor mexicano le ha cogido el pulso a esta música encantadoramente bella pero nada fácil, como las frases ornamentadas demuestran a las claras y de las que Villazón, no sin esfuerzo, sale bastante airoso.
Germán García Tomás