Tras Hearts’Delight, el álbum en que homenajea al mítico cantante Richard Tauber, el meteórico tenor polaco Piotr Beczala presenta para Deutsche Grammophon The French Collection, una cuidada selección de 12 arias operísticas francesas secundado por la Orquesta de la Ópera Nacional de Lyon bajo la batuta del director galo Alain Altinoglu.
El presente trabajo discográfico se compone en su gran mayoría de arias de repertorio francés junto a una serie de rarezas que aportan valor añadido y la propia cualidad de hallazgo. Fruto de su estilo y época (todas las obras fueron compuestas a lo largo y ancho del prolífico siglo XIX, la gran época dorada de la ópera francesa) romanticismo es la palabra que sin duda mejor define la estética general de las arias seleccionadas. Así, en teatro cantado estrictamente nacional, el rango oscila desde Berlioz con su cantata La condenación de Fausto y su ópera cómica Béatrice et Benedict, hasta Massenet, representado por sus tres grandes pilares operísticos: Manon, Le Cid y Werther. Por el camino hallamos al ineludible Gounod con sus Fausto y Romeo y Julieta, Bizet con su Carmen y nos es descubierta la mucho menos familiar La dame blanche de Boieldieu sobre un texto de Scribe. Por otro lado, también se incluyen tres títulos de autores no franceses que aun poseyendo su posterior versión en lengua italiana, fueron compuestos inicialmente para el estilo de la Grand-Opéra francesa: La favorite y la inusual Dom Sébastien de Donizetti, así como el Don Carlo verdiano.
Desde sus particularidades canoras, el tenor polaco ha conseguido materializar en este disco la encomiable tarea de pergeñar una completa adecuación a la línea de canto y el estilo netamente francés que marca la gran tradición de los tenores líricos del siglo XX.
Viéndose seducido por su privilegiado timbre vocal y por la frescura de su sonido, que se ven enriquecidos por una exquisita dicción en el manejo del canto silábico y un fraseo donde siempre priman el buen gusto y la elegancia, el oyente que se acerque a este disco no se verá defraudado, encontrando en cada uno de sus acercamientos un diamante en bruto de muy altos quilates.
Todo el disco es un alarde de nobleza de canto y de exhibición de un asentado registro central de naturaleza genuinamente lírica. La asombrosa proyección del sonido con facilidad aplastante para el agudo se pone de manifiesto ya desde el inicial “Pourquoi me réveiller” del Werther, hiriente y muy entregado a nivel expresivo, como igualmente lo es su “Ah, léve-toi, soleil!” de Romeo y Julieta, desproveyendo a estos personajes de toda afectación. Las sutilezas en el manejo de las dinámicas se pueden percibir en La damnation de Berlioz o en la gran escena de La dame blanche, en la cual Beczala se mueve cómoda y muy teatralmente en una sucesión de ariosos y cavatinas. También hay espacio para cierta pirotecnia vocal, como ese delicioso rondó de Béatrice et Bénedict.
Aun así, el polaco acusa de ciertas licencias interpretativas que cada vez y en mayor medida se están imponiendo en la escena lírica, como la más evidente que encontramos en el si bemol sobreagudo cercano al final del aria de la flor de Carmen, donde Beczala opta por un mantenido falsette en pianissimo en vez de la tradicional proyección a voz abierta, la cual sí utiliza en el do del aria “Salut, demeure chaste et pure” del Fausto de Gounod, desdeñando la voz mixta y sin respirar antes de “la présence”.
La equilibrada y mesurada dirección orquestal de Altinoglu a la Orquesta de la Ópera de Lyon, aunque en líneas generales pudiera percibirse como un tanto plana y no demasiado dramática, no obstaculiza en ningún caso la fluidez vocal de Beczala, a la cual facilita y se ajusta en todo momento, permitiéndole moverse con facilidad en todos los registros orquestales, que huyen de la efectividad y tienden siempre al carácter introspectivo.
Como suele ser habitual en los nuevos lanzamientos de las grandes estrellas de la escena lírica internacional, Beczala ha contado con la participación estelar de la fascinante soprano Diana Damrau en el último corte del disco: el dúo amoroso del acto III de la Manon massenetiana, en el que la entrega y el talento expresivo de ambos cantantes culmina la página en un vigoroso arrebato dramático.