Sinfonía Alpina op. 64 (R. Strauss). Orquesta Saito Kinen, Daniel Harding (director). Grabación en directo. Decca, 2014.
Una “Alpina” de altura
En el presente año en que se conmemora el ciento cincuenta aniversario del nacimiento de Richard Strauss el sello Decca lanza una nueva interpretación en directo de su infrecuente Sinfonía Alpina, obra casi centenaria que cuenta con los miembros más internacionales de la japonesa Orquesta Saito Kinen a las órdenes del director británico Daniel Harding.
Como es acostumbrado en estos lanzamientos discográficos, la impecabilidad de la toma y su trabajo de posproducción hacen imposible adivinar que se trata de un concierto en vivo si no se especificara en el compacto, efectuado concretamente en el Festival Saito Kinen de Matsumoto (Japón), en agosto de 2012.
Se aprecian en la grabación con todo lujo de detalles cada uno de los planos de esta compleja partitura en lo armónico y a la vez bastante llevadera en su escucha. Asimismo, el sentido de la narratividad está altamente conseguido por la atenta y rigurosa batuta de Harding, y el oyente puede sumergirse de lleno en cada uno de los 22 episodios o secciones de este épico y a la vez contemplativo poema sinfónico que describe la excursión de unos expedicionarios por las montañas alpinas. Un grandioso canto a la naturaleza que consigue el compositor bávaro a través de su magistral manejo de la instrumentación. Hasta tal punto se veía dueño de sí que llegó a decir la siguiente boutade tras el último ensayo de la obra antes de su estreno en Berlín el 28 de octubre de 1915: “Al fin he aprendido a orquestar”. Como cualquiera de sus obras programáticas, la “Alpina” es una composición impactante, que seduce a todo el que se acerca a ella por su monumentalidad, su honda expresividad y su misma forma simétrica que unifica la obra: ésta se inicia y concluye en la más impenetrable e inquietante oscuridad de la noche.
Uno de los puntos fuertes de esta versión es la espectacular sonoridad de la orquesta japonesa en metales, cuerdas o percusión, así como el fiel reflejo sonoro de los recursos acústicos e instrumentales que requiere Strauss para la ejecución de ciertas partes descriptivas: los metales extra fuera de escena para el “Ascenso” que simulan cuernos de caza, los cencerros de ganado en “Sobre los pastos alpinos”, y el eolífono que describe fuertes vientos en la terrible “Tormenta”. Por su parte, pasajes de un intenso lirismo típicamente straussiano como “En la cima” o “Resplandores crepusculares” son conmovedores y alcanzan un elevado misticismo en los atriles de la Saito Kinen.
Esta “Alpina” de altura sirve como inmejorable ejemplo para que la orquesta japonesa se coloque en cimas comparables a las de grandes formaciones sinfónicas del mundo. Altamente recomendable su escucha.
Germán García Tomás
@GermanGTomas
