Crítica: «Rigoletto» con Xabier Anduaga como Duque de Mantua

Crítica: «Rigoletto» Xabier Anduaga Por Federico Figueroa

Asistí a la quinta función, de las 22 programadas (23 con el ensayo general que se ha convertido en una función que se vende en exclusiva a jóvenes) del nuevo Rigoletto del Teatro Real, que ya nos ha ofrecido en su corta vida (apenas 27 años de su reapertura) otras tres puestas en escena: la de Graham Vick en 2001, la de Monique Wagemakers en 2009 y la de David McVicar en 2015. Ninguna convenció al público y cada una vivió sus «polémicas», como el veto a un tenor idóneo para cantar al Duque pero «gordo» para la propuesta escénica o la retirada del cartel del tenor más deseado en aquellos años. La memoria, bien trabajada desde los mecanismos mercantilistas, es bien corta. Si aquellas tres propuestas no convencieron a una buena parte del público, la actual de Miguel del Arco ha conseguido nutridos abucheos en día del estreno y muchos comentarios negativos del público. Pero hoy esto, bien manejado, es una excelente publicidad para vender el producto. Crítica: «Rigoletto» Xabier Anduaga

Julie Fuchs y Xabier Anduaga en una escena de "Rigoletto" / Foto: Javier del Real
Julie Fuchs y Xabier Anduaga en una escena de «Rigoletto» / Foto: Javier del Real

Era la segunda función del elenco capitaneado por el barítono Etienne Dupuis, quien sinceramente no convence como el bufón de la corte de Mantua. Es un barítono muy lírico, de timbre hermoso pero clara y con con graves de escaso fuste. Canta con excelente gusto y utiliza su instrumento de la mejor manera posible. Pero no es Rigoletto para el nivel que esperamos en el Teatro Real, en donde le han contratado para debutar el personaje. A la soprano francesa Julie Fuchs, ya conocida en el Real como intérprete de Mozart (Giunia en Lucio Silla y Susanna en Le nozze di Figaro), viene a debutar aquí un personaje complejo con una orquesta de generoso caudal y con una batuta a la que parece gustarle hacer sufrir a los cantantes. Fuchs tiene tablas y proyecta magníficamente la voz que tiene. Otra cuestión es la dudosa afinación y la excesiva ondulación del sonido emitido. El debut del tenor Xabier Anduaga como Duque de Mantua sí que lo aplaudo por muchos motivos. Un cantante de aquí, con unas cualidades vocales estupendas para el personaje encomendado y que viaja, en ascenso a la cúspide, a toda velocidad. Él fue el principal motor de este Rigoletto con una voz potente, agudos seguros y una afinación impecable.

Etienne Dupuis como Rigoletto en el Teatro Real / Foto: Javier del Real
Etienne Dupuis como Rigoletto en el Teatro Real / Foto: Javier del Real

Escénicamente los tres parecían perdidos en un escenario donde pasaban muchas cosas que pueden ser superficiales o todo lo contrario, pero que sin duda restan en lugar de sumar. El director de escena Miguel del Arco nos ofreció un batiburrillo de ideas en la que ninguna logró concretarse. Una escenografía (Sven + Ivana Jonke) a ratos interesante y bella, aderezada por un vestuario horrendo (Ana Garay) y una coreografía semejante (Luz Arcas). El correcto diseño de iluminación (Juan Gómez-Cornejo), al que le faltaron muchos relámpagos en la escena de la tormenta y especialmente el que ilumina el instante en que Rigoletto descubre el rostro del cadáver, desentona entre tanta fealdad.

Etienne Dupuis y Peixin Chin en "Rigoletto" del Teatro Real / Foto: Javier del Real
Etienne Dupuis y Peixin Chin en «Rigoletto» del Teatro Real / Foto: Javier del Real

Una propuesta escénica para señalar el patriarcado y la masculinidad de la sociedad, algo que vivimos cada día. Nada que descubrir en ese sentido pero sí mucho por hacer y no cosificando a la mujer. Una figuranta/bailarina corre a Monterone, tras la invectiva que arroja al Duque y sus invitados. Suponemos que es la hija de Monterone y está feliz en la fiesta del primer acto. Habría que mostrar por qué parece feliz. En mi opinión y en pocas palabras, es el más desnortado y feo visualmente de los cuatro montajes de la ópera de Verdi que el moderno Teatro Real nos ha ofrecido.

El personaje más trabajado y brillantemente servido fue el de Sparafucile, interpretado por el bajo Peixin Chin. Voz rotunda, bien timbrada y matizada. Vocalmente la mezzosoprano Ramona Zaharia hizo una notable Maddalena aunque sobreactuada en su papel de prostituta. El Monterone de Fernando Radó pasó sin pena ni gloria. El resto de comprimamos cumplieron y se hicieron notar positivamente, desde la Condesa de Ceprano de la mezzosoprano Sandra Pastrana hasta el paje de la soprano Inés Ballesteros, pasando por el barítono Isaac Galán (Marullo), el tenor Josep Fadó (Borsa), el barítono Tomeu Bibiloni (Conde de Ceprano) y la mezzosoprano Marifé Nogales (Giovanna). La dirección musical de Nicola Luisotti evidencia un buen oficio aunque parece olvidar con frecuencia que hacer una ópera es comunión de foso y escena. No hubo empaste en lo que sucedía abajo y lo que pasaba abajo.

Aplausos a todos los cantantes que comparecieron sobre el escenario, especialmente a Xabier Anduaga. No hubo abucheos pues los responsables de la puesta en escena no salen a saludar una vez realizado el estreno. ¡Esperemos que en otro «Rigoletto» el resultado final sea mejor!

 


Madrid (Teatro Real), 7 de diciembre de 2023                      Rigoletto                                            Música: Giuseppe Verdi   Libreto: Francesco Piave

Elenco: Etienne Dupuis, Julie Fuchs, Xabier Anduaga, Ramona Zaharia, Peixin Chin, Isaac Galán, Marifé Nogales, Josep Fadó, Fernando Radó, Sandra Pastrana, Tomeu Bibiloni, Inés Ballesteros.

Dirección musical: Nicola Luisotti                                Dirección de escena: Miguel del Arco

Orquesta y Coro titulares del Teatro Real        OW