Crítica: ‘Un ballo in maschera’ en Les Arts de Valencia

Por Majo Pérez Crítica: «Un ballo Arts Valencia

El asunto principal del primer libreto de Un ballo in maschera (firmado por Antonio Somma y basado en el que Eugène Scribe preparara para Auber casi tres décadas antes) era, como es sabido, el asesinato del rey Gustavo III de Suecia durante un baile de máscaras en 1792. Sin embargo, tanto los censores del Teatro di San Carlo de Nápoles (el que había encargado la obra) como los del mencionado coliseo romano consideraron inmoral representar un regicidio sobre escena, por lo que el Rey fue transformado en Gran Duque de Pomerania y, más tarde, en Gobernador de Boston. Irónicamente son estas peripecias vividas por la obra de Verdi, concretamente el hecho de que la acción dramática tuviera que trasladarse a los Estados Unidos y que su protagonista fuera relegado de rey a  político, lo que ha inspirado a Rafael Villalobos a la hora de enfocar su puesta en escena.

A la izquierda, iluminados, Francesco Meli (Riccardo) y Agnieszka Rehlis (Ulrica) y, a la derecha, la actriz que hace de vidente frente a las cámaras en ‘Un ballo in maschera’ / Foto: Miguel Lorenzo y Mikel Ponce – Les Arts 2024

La nueva generación de directores y directoras de escena son quizá los más sensibles al hecho de que ciertas ideas presentes en muchas obras líricas están fuera de lugar en nuestro tiempo. Las voces más radicales llegan incluso a proponer la eliminación de algunos títulos del repertorio a fin de no seguir perpetuando comportamientos racistas, machistas o clasistas. Han sido sonadas las purgas de contenidos en plataformas, bibliotecas o editoriales, así como las campañas de cancelación de producciones por casos de black face o de apropiación cultural. En 2021, profesores de Oxford incluso propusieron cambiar el temario de «música clásica» de los centros educativos para luchar contra la «hegemonía blanca colonialista», aumentando la presencia de otros tipos de música como el jazz o el pop. «Un ballo Arts Valencia

La cultura woke goza de especial predicamento en los campus universitarios estadounidenses, sobre todo en los de la costa Este, donde hace tiempo se emprendió una revisión de contenidos académicos potencialmente ofensivos para el alumnado. Fueron los propios estudiantes quienes popularizaron en las redes sociales el lema “Stay Woke”, que pone sobre alerta acerca de los casos de injusticia social. Siendo Boston la ciudad universitaria por excelencia en EEUU, donde se encuentran el Instituto Tecnológico de Massachusetts y la Universidad de Harvard, parece pertinente que Villalobos se haya planteado cómo sería recibido allí un título operístico en el que un personaje (el giudice) describe a una mujer de ascendencia africana diciendo: “Se llama Ulrica, de inmunda sangre de negros”.

Una escena de «Un ballo in maschera» con Franco Vassallo (Renato) y Francesco Meli (Riccardo) / Foto: Miguel Lorenzo y Mikel Ponce – Les Arts 2024 «Un ballo Arts Valencia

El director de escena sevillano mantiene, pues, la trama en los EEUU, pero llevándola a la década de los 80, cuando se extiende la televisión por cable. Para evitar el black face, Ulrica pasa a ser una charlatana blanca que “ha descubierto un nicho de mercado en el tarotismo televisado” y “que utiliza sin escrúpulos a una alter ego negra” ataviada cual santera cubana para su lucrativo negocio. La otra cuestión problemática desde un punto de vista woke sería el travestismo del paje, Oscar, interpretado por una soprano, lo cual podría incomodar a la comunidad trans. En este caso, Villalobos confunde a este personaje con el hijo de Renato y Amelia, el cual solo es mencionado de paso en el acto III y no suele verse en escena. La falta de comprensión por parte de su padre y del círculo de este, algo que los espectadores pueden adivinar durante la escena que acompaña a la obertura, empuja al joven Oscar “a un proceso esquizofrénico de disforia de género”.

En términos generales, se puede decir que Rafael Villalobos demuestra una vez más su habilidad para agotar las posibilidades expresivas del libreto y para volver a poner de actualidad una trama que para una parte de la sociedad, sobre todo para el público más joven, podría resultar, cuando menos, anacrónica. Dicho esto, los cambios que propone son bastante osados y dudo que alguien que no haya leído sus notas al programa y que no tenga hecha la mirada pueda comprenderlos fácilmente. En cualquier caso, no fue el concepto escénico lo que menoscabó el resultado de lo que vimos ayer en Les Arts. Mi intuición me dice que la producción necesita tiempo para asentarse, para que los ingredientes vayan ligando y el resultado sea óptimo, lo cual requiere que viaje y sea vista en otros contextos sociales e interpretada por otros repartos.

Una escena del segundo acto de «Un ballo in maschera» / Foto: Miguel Lorenzo y Mikel Ponce – Les Arts 2024

La escenografía de Manuele Sinisi no es especialmente atractiva, pero sí funcional. Representa un palacio gubernamental cuya techumbre se está viniendo abajo, quizá debido al impacto de un proyectil, y el espacio escénico se ve interrumpido por varios televisores de tubo, y en el segundo acto, por una antena repetidora, elementos que sugieren cómo la irrupción de la televisión por cable en los hogares estadounidenses cambió las reglas del combate político (en esta producción Renato no es el secretario de Riccardo, el gobernador, sino su director de comunicación). Menos convincentes me parecieron el vestuario de Lorenzo Caprile, al que en mi opinión le faltó ochentidad, y particularmente la iluminación de Felipe Ramos, que mantuvo el escenario sumido en la penumbra durante toda la representación, lo cual impedía observar las expresiones faciales de los cantantes. Este diseño de luces funcionará mejor de cara a la retransmisión en directo del día 5 de mayo, pero desde luego le hace flaco favor a los espectadores que ocupan una sala tan espaciosa como la de Les Arts.

Una escena del tercer acto de «Un ballo in maschera» con Franco Vassallo (Renato) y Marina Monzó (Oscar)  / Foto: Miguel Lorenzo y Mikel Ponce – Les Arts 2024

El maestro Antonino Fogliani ofreció una lectura no muy sobrada de sutilezas pero efectiva en conjunto, con una suntuosa Orquestra de la Comunitat Valenciana a la que por momentos habría habido que ponerle freno en el volumen a fin de no tapar a las voces. El acompañamiento en pizzicato de los contrabajos en el trío ‘Dunque l’onta di tutti’ fue particularmente estridente, hasta el punto de que pareció estar amplificado. Fogliani, de gesto ágil, elegante fraseo y siempre atento con los solistas, tampoco consiguió evadir algún descuadre con el barítono Franco Vassallo, de voz robusta y poco flexible, que compuso un Renato rudo y algo plano desde un punto de vista dramático. La Amelia de Anna Pirozzi no tuvo el vuelo lírico ni los graves bien armados para colocar a su personaje en primera línea (agudos y filados, sí). Su actuación quedó algo deslucida, lo que nos llevó a preguntarnos por su salud —aún está fresco en la memoria su gran éxito como Lady Macbeth en esta casa en abril de 2022–. Más deslucida aún quedó, no obstante, la Ulrica de la mezzosoprano Agnieszka Rehlis, en la que se echó en falta una mayor contundencia sonora. «Un ballo Arts Valencia

Una escena de «Un ballo in maschera» con Anna Pirozzi (Amelia) / Foto: Miguel Lorenzo y Mikel Ponce – Les Arts 2024

En este tenue panorama, brilló con más intensidad Francesco Meli, quien logró conferir al personaje de Riccardo, el gobernador, una mayor expresividad con su caudalosa voz de tenor lírico bien proyectada, y dando pruebas de una línea de canto atractiva y de inteligencia musical. También tuvo luz propia la soprano valenciana Marina Monzó interpretando a Oscar con desparpajo, haciendo gala de su bello timbre y seguras coloraturas, y cumpliendo convincentemente en escena. Los encargados de personajes secundarios (Toni Marsol, Thomas Viñals, Irakli Pkhaladze,  Javier Castañeda) estuvieron correctos en sus respectivas partes. El Coro de la Generalitat, como es costumbre, realizó una espléndida actuación.

Una escena de «Un ballo in maschera» donde la actriz que hace de vidente lee el futuro a Silvano, interpretado por Toni Marsol / Foto: Miguel Lorenzo y Mikel Ponce – Les Arts 2024

El público presente en el estreno de esta nueva producción de Les Arts en colaboración con la Staatsoper Unter den Linden de Berlín aplaudió a raudales a todos los artistas, aunque el equipo creativo encabezado por Villalobos recibió algunas protestas al comparecer en el escenario. Es difícil saber qué le estaban afeando. A la producción, en general, le faltó chispa y da la impresión de que algunos de sus elementos están más pensados para su retransmisión televisiva que para ser contemplados en directo en la sala. Sin embargo, el trabajo es meritorio y solo el tiempo podrá designar su suerte.


Valencia (Palau de les Arts), 21 de abril de 2024.   Un ballo in maschera, ópera en tres actos de Giuseppe Verdi y Antonio Somma.

Nueva producción del Palau de les Arts en coproducción con la Staatsoper Unter den Linden de Berlín.

Dirección musical: Antonino Fogliani.    Dirección de escena: Rafael Villalobos

Elenco: Anna Pirozzi, Francesco Meli, Franco Vassallo, Marina Monzó, Agnieszka Rehlis, Toni Marsol, Thomas Viñals, Irakli Pkhaladze, Javier Castañeda.

Orquestra de la Comunitat Valenciana / Cor de la Generalitat Valenciana   OW