Haendel. Israel en Egipto. Crítica por Francisco García-Rosado

LONDRES

St. Martin in the Fields

HAENDEL. Israel en Egipto

Nonsuch Singers. Canzona. Dir. Graham Caldbeck. 22  de junio

El oratorio haendeliano se impuso enormemente como resultado de lo poco afecto que el público londinense era con las óperas italianas. El nacionalismo inglés y los británicos encontraban paralelos entre ellos y los favores que Dios le daba a los israelitas en el Viejo Testamento, cuyas tribulaciones y conquistas son repetidamente referidas en los oratorios de Händel. Ese espíritu de nación es particularmente evidente en trabajos como Israel en Egipto.

Esta obra se escribió en 1738, tres años antes que el mejor conocido oratorio: El Mesias.

Se interpretó por primera vez el 4 de Abril de 1739 en el King’s Theatre. Israel en Egipto tiene dos partes, y refiere la historia de la opresión de los judíos en Egipto y luego su éxodo.

La primera parte cuenta la historia de la opresión y el escape. La historia viene del Exodo de la Biblia. La segunda parte , que en realidad Händel escribió en primer lugar, consiste en el capítulo 15 de Exodo, conocido como `la canción de Moisés, regocijo de triunfo´. En el final el texto se le atribuye a Miriam la profetisa, hermana de Arón: “¡Cantad al Señor que glorioso ha triunfado! Él arrojó a caballos y jinetes al mar”.

La interpretación de el conjunto instrumental  barroco Canzona y el coro  Nonsuch Singers fue modélica en empaste, matices, colores y afinación. Quizá les faltó algo de chispa, contraste, viveza, pero eso es muy difícil de conseguir en los ingleses. Todo está perfecto y en su sitio pero parece que falta alma.

De los seis solistas hay que destacar a la soprano Sofía Larssson por la belleza de timbre, buen hacer, proyección, afinación y estilo. Nathalie Chalkley, aparente soprano, es más una mezzo reducida a soprano ligera pero que evidencia la alteración de sus medios; lástima. El contratenor James Neville canto con mucho gusto pero como suele ocurrir en esta cuerda, su volumen de voz es my queño, Bastante bien el tenor Rupert Charlesworth, el bajo Johnny Herford y el barítono Gareth John.

Muchos jóvenes entre los músicos y coristas, e igualmente entre el público que llenaba la iglesia de Trafalgar Square.

Francisco García-Rosado