Renée Fleming: el continuo encanto de una voz

Renée Fleming
Renée Fleming

Renée Fleming es una de esas damas del canto por cuyas voces el tiempo pasa satisfactoriamente. La voz de la soprano estadounidense se conserva en inmejorables condiciones, como el buen vino, una circunstancia que atestiguan tanto los recitales en vivo como las grabaciones discográficas. En este disco del sello Decca que la cantante nos presenta se integran dos registros en los que interpreta diversos lieder románticos.

De un lado, hallamos una selección de ocho canciones de Johannes Brahms (que se abre con la celebérrima Wiegenlied, entonada deliciosamente) y el hermoso ciclo Frauenliebe und -leben op. 42 (Amor y vida de mujer) de Robert Schumann. En ambos autores la acompaña la veteranía y musicalidad del magnífico pianista Hartmut Höll en una toma efectuada en Budapest en 2017. Y de 7 años antes son los Rückert-Lieder de Gustav Mahler grabados en directo en Munich nada menos que junto a Christian Thielemann al frente de la Müncher Philarmoniker. Lo asombroso es que apenas se aprecian diferencias en el color vocal de Fleming entre los dos registros, por no decir que no existen en absoluto. 

La soprano conserva todo el metal y los reflejos tornasolados de su aterciopelado timbre y la carnosidad de su instrumento, si bien con un vibrato más pronunciado en las canciones de la grabación anterior en el tiempo, con trazos agudos levemente aristados. Tengamos en cuenta que en esta grabación estamos ante una Fleming ya cercana a los 60 años, pero que sigue demostrando un admirable sentido del canto. De este modo, la norteamericana nos deleita con su arte inigualable en el buen decir y su elocuencia matizando el texto, en el caso de las canciones brahmsianas dotándolas de una contenida emoción. Resulta admirable el manejo de las dinámicas y asombroso el control del fiato al que asistimos. La Fleming destina toda su alma especialmente en ese maravilloso ciclo schumanniano, donde la cantante parece abrirse de lleno a la expresividad y el encanto poético de los versos de Adalbert von Chamisso.

Pero donde la Fleming, sacando a relucir su registro más grave, hará volar literalmente al oyente, es en la escucha de los cinco lieder con textos de Friedrich Rückert musicalizados por Mahler, máxime por estar acompañada de tan eminente batuta. Aquí faltan las palabras para definir el sentido de apacible quietud y trascendencia conseguido en la canción que la soprano elige acertadamente para coronar el ciclo, “Ich bin der Welt abhanden gekommen”. En resumen, el último trabajo discográfico de la Fleming es un auténtico lujo para los oídos desde el comienzo hasta el final. Para dejarse llevar de su sin par encanto vocal.

Germán García Tomás