Turandot. Puccini. Valencia

Hay ocasiones, como la presente en que el envoltorio se come al regalo que envuelve …y esto se cumplió por partida doble en la premier de la Turandot pucciniana de la VII edición del Festival del Mediterráneo.

Desde hace meses, semanas y pocos días antes el ambiente en Valencia sobre el abandono o retirada o adiós como ustedes prefieran del Presidente y director musical del Festival del Mediterráneo, Zubin Mehta caldeó los ánimos del respetable con diversas declaraciones entre él y los políticos de la Generalitat.

Esto desembocó en una de las más fuertes broncas a las que los políticos de la Generalitat y su Consejera de Cultura como cabeza visible en el acto se tuvo que enfrentar pidiendo su dimisión y cambio de rumbo en este proyecto cultural y musical que es el Palau de les Arts y sus efectivos.

Momentos después los abucheos se convirtieron en vítores a Mehta con el público puesto en pie.

Algo inaudito y no fruto de un endiosamiento de la batuta sino del respeto y del ansía de belleza y cultura de un pueblo y un público que parecen querer arrinconar las fuerzas del PP valenciano.

Este afecto se repitió a lo largo de cada acto culminando con una larga ovación de más de quince minutos al maestro y una lluvia de estampas donde se leían perlas en positivo a Mehta (“Maestro Gracias en diversos idiomas, No te vayas, Quedesé) y bastante en negativo a los gobernantes del País Valencià(“Políticos ignorantes”…).

Espero que tomen nota de esta “no impasibilidad” de un público activo y crítico, informado y entregado, entusiasta de su orquesta y coro como no se da en ningún otro coliseo español, los cuales gozan de un presupuesto muchísimo mayor que Les Arts, uno de los argumentos esgrimidos hacia el gobierno central y el INAEM por parte del director indio.

En fin…una noche movidita y no precisamente en el escenario donde por tercera vez se reponía la producción que Les Arts encargo al cineasta chino Chen Kaige y que es un homenaje doble a las puestas en escenas fastuosas y conservadoras de antaño y por otra parte a detalles de todo a 100 (hoy día todo a 1€) y una dirección verdaderamente poco acertada.

Las voces tampoco destacaron si exceptuamos al camaleón tinerfeño Jorge de León que volvió a ofrecer un Calaf varonil, entregado, apasionado y con una voz que deseamos que conserve por muchos años a pesar de los excesos de generosidad que ofrece en cada representación.

Las féminas protagonistas no convencieron ni por su voz (escasa en ambas) ni por su interpretación bastante pusilánime y en absoluto creible en ninguno de los dos polos opuestos que escribió el maestro de Luca.

Correctos pero excesivamente amanerados los ministros…¿quien piensa que tienen que ser tan afeminados?…son hijos de la Comedia del Arte no de una serie queer…lo mismo que los sirvientes del Emperador…por favor “Mi querida Concubina” no tiene nada que ver con Turandot.

Fue una función en que a parte del tenor quien brilló con peso específico fueron los efectivos de la casa, orquesta y coro dieron de la mano de Mehta lo mejor de si mismos en una función que sonaba a réquiem y decapitación cual principe de Persia. Su fuerza, su paleta de colores y timbres hicieron que el carton piedra de la escenografía cobrara vida y fuerza gracias a voces e instrumentos.

Mehta demostró una vez más como ya lo hiciera en la anterior reposición Lorin Maazel que un brujo con una barita puede hacer encanterios que nos dejen a todos boquiabiertos, sobretodo si los ingredientes de su poción son el Cor de la Generalitat Valenciana y la Orquesta de la Comunitat Valenciana.

Robert Benito