El bailarín y coreógrafo recoge el preciado galardón que entrega Radio Nacional de España, en el Museo Reina Sofía
El bailarín y coreógrafo Daniel Doña (Granada 1977) es el flamante Premio El Ojo Crítico de Danza 2016, que entrega cada año Radio Nacional de España a los artistas y personajes de la cultura que han destacado en su trabajo. Con Habitat, creación que le ha hecho merecedor de este galardón, Doña continúa su senda por la danza española y realiza una versión deCórdoba, de Albéniz, que es una delicia. El lunes 13 de febrero recibe el premio en el Museo Reina Sofía y, con él, la fuerza para seguir luchando por mantener el arte de la danza española en el elevado lugar que le corresponde.
¿Cómo recibiste la noticia del galardón?
La llamada me pilló en el estudio trabajando. Al principio, fue toda una sorpresa. Después, se transformó en responsabilidad. Cuando uno recibe un premio así, y ve quiénes han sido los anteriores compañeros galardonados, piensa en que tiene que continuar trabajando por la danza. Y quiero seguir siendo lo más riguroso posible en mi labor, seguir haciendo el camino como lo entiendo, con pluralidad y acercamiento a la diversidad. Eso sí, siempre con la danza española, es mi esencia. Está siendo todo muy bonito y estoy disfrutándolo mucho.
¿A quiénes dedicas tus agradecimientos? Porque lo bello de los premios es poder acordarse de las personas que han estado y están al lado de uno, ¿no?
El haber recibido este premio es también por el equipo que me ha rodeado y me rodea, eso no lo olvido. La gente que me conoce sabe que me gusta remover conciencias y los momentos de hablar en público que me ofrece, me sirve para reivindicar que la danza española necesita visibilidad y apoyo. En general, toda la danza, pero, en particular, la danza española necesita urgentemente políticas coherentes.
Es imposible no destacar de Habitat, la versión de Córdoba, de Isaac Albéniz, que ha coreografiado y baila en dúo junto a Cristian Martín…
Es un espectáculo de búsqueda, pero estoy comprometido con la danza española. Es la primera vez que se hace una adaptación de Córdoba a acordeón. Freddy tuvo que hacer un trabajo especial con la partitura. Estoy contento de que en un espectáculo de corte tan contemporáneo haya cabida para una pieza de repertorio de danza española.
Es una coreografía que posee una energía especial, ¿habías bailado la versión más extendida, la de Mariemma?
Cuando me examiné en el conservatorio, bailé El polo, de Mariemma, ya que Córdoba era para mujer. En el Ballet Nacional de España aprendí todas sus coreografías que llevaban en repertorio, pero no he bailado su Córdoba. He atendido a mis necesidades como creador y por dónde lo quería llevar. Además, el estar al lado de un bailarín tan riguroso como es Cristian Martín, es inspirador. Llevamos nueve años juntos, nos conocemos mucho y él ha impregnado Córdoba con detalles que he ido captando y añadiendo. En mis coreografías participa todo el equipo, siempre tienen voz.
Muestra una textura especial tejida sobre el este instrumento.
Se disfruta mucho bailándola, justo donde está, a mitad del espectáculo. La búsqueda, al final, me lleva a mis raíces, a mi lenguaje, donde me siento cómodo, que es la danza española. Lo van a ver en Alemania, el 7 de abril, ya que lo estrenamos en la inauguración del Festival Flamenco Tanzhaus NRW de Dusseldorf, donde al día siguiente ofrecemos mi otro espectáculo actual, A pie de calle. Con Habitat quiero abrirme al mercado europeo.
¿Estás modelando tus espectáculos para que puedan ser vistos en distintos espacios y poder también representarlos enteros o en partes? ¿Es una estrategia para poder tener más actuaciones?
Sí, es una fórmula que estoy estudiando y poniendo en práctica. Ya que no tenemos circuito de teatros para la danza y necesitamos encontrar espacios de exhibición, intento llegar a diferentes escenarios. Estos espectáculos me sirven para subirlos al teatro u ofrecerlos en espacios no convencionales, para adaptarlos según sea el lugar de representación. Así es como quiero darle visibilidad a nuestra disciplina artística. Deseo que el espectador de danza contemporánea descubra la danza española.
¿Cómo es el día a día de trabajo en Daniel Doña Compañía de Danza Española?
Normalmente, empezamos la jornada con una clase de ballet que da Cristian. O, si no tenemos tanto tiempo, hacemos un buen calentamiento. Nunca empezamos el ensayo sin ese calentamiento fuerte. Mis ensayos no duran más de tres horas o tres horas y media. No me gusta redundar y machacar a la gente. Si los conceptos están claros y todo fluye, no necesito más tiempo. Además, como los bailarines tienen que tener otros trabajos porque no se puede vivir de la danza, hay que aprovechar las horas y ser conciso para dejarles ese espacio.
¿Qué le dirías al lector menos especializado sobre por qué la danza española tiene que ser declarada patrimonio cultural de nuestro país?
Es que es una parte muy importante de la cultura de España. Es rica, es plural, es visceral y tiene identidad propia. La danza española es la gran desconocida. Van a descubrir un patrimonio inmenso. Todos los países que tienen riqueza cultural autóctona, la cuidan, es su tesoro. Y nosotros estamos en ese deber, es nuestra obligación cuidarla y exponerla.
Porque es un lenguaje académico a la altura del que da base al ballet internacional…
Tú tienes mucho más conocimiento que yo en eso. Pero está en la Historia que los ballets franceses de corte estuvieron inspirándose en nosotros. Hemos sido referente mundial. Muchas veces es duro. Dirigir una compañía privada de danza es muy difícil, pero de danza española es casi un milagro. Sin embargo, participar de esto es maravilloso. Por mucho que la inquietud o necesidad me lleve a otras formas, siempre defenderé la danza española. Es mi lenguaje, soy bailarín formado en ella y ahí es donde me muevo con criterio, con identidad y propiedad. Esta respuesta es muy visceral, me sale de las entrañas. Otra cosa es que sigan respetándonos y apoyándonos, pero hay que seguir luchando. Porque dentro del ramo, no tenemos que ser las espinas, sino las rosas.
Cristina Marinero