La Tetralogía va por buen camino en el Mariinsky. Ayer hemos ha asistido a una magnífica versión musical de La Valquiria, aunque el reparto vocal haya resultado bastante irregular.
Sigue el mismo equipo artístico para todo el Anillo. La producción se debe a Valery Gergiev y George Tsypin, siendo éste el autor de la escenografía. En esta ocasión se vuelve a un escenario desnudo con la presencia de las figuras megalíticas a las que me referí en el Oro del Rhin. Tres de estas grades figuras forman la casa de Hunding, coronada con un enorme bloque de piedra. En el segundo acto vuelven las mismas figuras, con la gran piedra en la parte de abajo. Finalmente, en el último acto se añade la cuarta de las figuras, que servirá de reposo a Brünnhilde en su sueño inducido. El vestuario de Tatiana Noginova sigue siendo un tanto atemporal, presentándonos ahora a Wotan con túnica negra. Curioso el vestuario de las valquirias, todas de negro y con unos tocados extraños en la cabeza. La iluminación de Gleb Filshtinsky sigue siendo lo más notable de la producción, aunque en esta ocasión el Fuego Mágico resulta un tanto decepcionante. La producción no molesta, aunque resulte muy repetitiva la presencia de las grandes moles. La dirección de actores sigue siendo escasa.
La dirección musical de Valery Gergiev ha sido magnífica en esta ocasión, muy superior a la que nos ofreció el día anterior en Das Rheingold. El primer acto fue espectacular, como lo fue también el último. Quizá algo por debajo el segundo acto, pero a alto nivel. Los tiempos de Gergiev han sido notablemente más lentos que los de Kirill Petrenko en Munich, nada menos que 22 minutos más larga su versión. En cualquier caso, ha sido una versión musical estupenda, en la que ha colaborado de manera espléndida la magnífica Orquesta del Mariinsky, apabullante de calidad en esta ocasión.
Esta represtación estaba dedicada a Olga Sergeyeva, que cantaba la parte de Brünnhilde. Se trata de una de las más importantes sopranos dramáticas rusas de los últimos años, que ha sido una constante en el Mariinsky en las representaciones del Anillo del Nibelungo. Evidentemente, fue festejada por el público, mientras los artistas, comenzando por Valery Gergiev, la obligaban una y otra vez a saludar sola.
La impresión que me dio es que no es una cantante veterana, a juzgar por su figura y la frescura de su timbre. Sin embargo su estado vocal ofrece muestras inequívocas de fatiga, con un vibrato muy notable, que molesta notablemente. A eso hay que añadir que las notas altas están más que comprometidas. Es una pena, porque es una cantante e intérprete importante, que domina el personaje y es muy expresiva en su canto. No se cuales serán las razones para su estado vocal, pero me temo que el abuso de personajes dramáticos ha tenido que estar ahí.
El nuevo Wotan era el bajo Vladmir Feliauer, que me ha producido una muy favorable impresión. La voz es hermosa y poderosa y está muy bien manejada. En la escasez actual de intérpretes de Wotan, puede perfectamente hacer carrera importante, ya que no hay muchas voces como las suyas, y además supo emocionar en el Leb Wohl.
La soprano Mlada Khudoley hizo una notable Sieglinde. La voz es muy adecuada al personaje y se mueve con mucha soltura. Los agudos no le crean ningún problema y únicamente me pareció algo más débil en las notas graves. Una Sieglinde muy adecuada.
No puedo decir lo mismo del Siegmund de Dmitry Vropaev, porque su calidad vocal deja que desear y además su voz no es heroica. Basta echar un vistazo a los papeles que normalmente canta para darse cuenta de que Siegmund no es para él. Su voz puede pasar bien en Tamino, pero no aquí.
Buena nuevamente la actuación de Ekaterina Gubanova en la parte de Fricka, una de sus mejores actuaciones que recuerdo. Finalmente, Mikhail Petrenko estuvo bien en la parte de Hunding, apropiado de volumen, algo blanquecino por arriba.
El Mariinsky ofrecía una entrada de alrededor del 95 % de su aforo. El público se mostró satisfecho con el resultado de la representación, ofreciendo una notable recepción a los artistas, sobre todo a Olga Sergeyeva y a Valery Gergiev.
La representación comenzó con nada menos que 14 minutos de retraso, lo que parece ser una mala costumbre instaurada en el teatro, y tuvo una duración total de 5 horas y 24 minutos. Duración musical de 3 horas y 53 minutos. Seis minutos de aplausos. Salíamos del teatro a la media noche
El precio de la localidad más cara era de 3.200 rublos, equivalentes a poco más de 50 euros. La entrada más barata, sentado y con visibilidad, era de 450 rublos, escasamente 8 euros.
José M. Irurzun