Mélodies de Roger Houzel y el pianista Maciej Pikulski: la tan difícil mélodie

Mélodies de Roger Houzel y el pianista Maciej Pikulski
Mélodies de Roger Houzel y el pianista Maciej Pikulski

Mélodies es el título de este trabajo discográfico que quiere rendir tributo a la composición para voz y piano más cultivada durante gran parte del siglo XIX y comienzos del XX en Francia. El lied francés, que contribuyeron a popularizar los tres compositores aquí congregados: Charles Gounod, Hector Berlioz y Gabriel Fauré. El barítono Roger Houzel y el pianista Maciej Pikulski acometen esta empresa en el sello Orpheus con resultados bastantes desiguales.

Cantar mélodies exige del intérprete una más que adecuada dicción francesa y una capacidad para ligar las frases, y eso lo posee con creces Houzel, aunque eso no basta para llevar a buen puerto estas canciones, en las que el refinamiento expresivo es la marca común a todas ellas. Nuestro cantante acusa algunas carencias que un oyente no demasiado avezado percibe nada más comenzar a escuchar la primera de las piezas seleccionadas del bloque dedicado a Gounod, “Le soir”. Aunque en todo el disco Houzel tiende a declamar el texto con buenas intenciones expresivas, quizá revestidas en ocasiones de cierta levedad, la dificultad es palmaria y preocupante a la hora de abordar aquellos ligeros y episódicos ascensos en los que algunas canciones abandonan su más común registro central, el que se evidencia como más cómodo para el intérprete. En esos saltos interválicos de la siempre sinuosa línea melódica francesa vemos a veces al barítono en aprietos, tendiendo sin remedio hacia la desafinación.

No es tan acusada esa dificultad en el bloque dedicado a Fauré, por lo más homogéneo del registro y lo reposado del tempo de las canciones, que comienzan con la célebre “Après un rêve”. En todas ellas se suscribe la comodidad del intérprete en la tesitura media y más grave, así como la voz penetrante que destina a estos pentagramas tan apacibles, que no renuncian a las consabidas expansiones líricas, en las que el barítono flojea. En ese clima introspectivo que le favorece especialmente redunda el cantante en el famoso ciclo de Berlioz, Les nuits d’été, obra de expresiones mucho más concentradas que las más ligeras mélodies de Gounod y Fauré (cada una con sus singularidades), una interpretación estimable con las dificultades apuntadas que no llega a traducir la hondísima emoción de otros intérpretes que se han atrevido a acercarse a esta melancólica colección, modelo paradigmático de la mélodie. Acierta Houzel al acompañarse de un magnífico e imaginativo pianista como es el experimentado Maciej Pikulski, atento a los más sutiles matices, tanto en colorido como en rítmica.

Germán García Tomás